A antiga Muralha da vila de Cascais
La Cascais turística que fue moda de veraneo de la nobleza europea, llena de enormes y eclécticos palacios señoriales, era en la edad media una pequeña aldea que ya entonces jugaba un cierto papel en la avanzada defensiva de la vecina y poderosa Lisboa.
Se dice que existió un castillo musulmán en el lugar. Pero lo cierto es que la documentación existente nos muestra que no existía fortificación alguna cuando fue conquistada Lisboa a los musulmanes en 1147. En realidad, las murallas de la ciudad medieval serían construidas alrededor de 1364 cuando la localidad -que hasta entonces dependía de Sintra- fue elevada a categoría de villa.
Aunque los “Troços ainda existentes da antiga muralha da vila de Cascais” fueron declarados Inmueble de Interés Público en 1977, lo cierto es que los restos son bien escasos; tan solo una antigua puerta y una tronera en un resto de muralla en la Rua Marques leal Pancada.

Gracias al grabado realizado por Georg Braun & Frans Hogenberg en 1572 para el Civitates Orbis Terrarum es posible reconstruir lo que fue la muralla de la ciudad. En ese año, la villa mantenía aún el perímetro defensivo medieval, que estaba compuesto por siete torres (las de levante de planta circular), una barbacana hacia la playa protegiendo la puerta de entrada a la villa. En el lado sur, existía una torre de mayores dimensiones y con otras dependencias asociadas, que podrían corresponder al palacio condal. En cuanto a la planta, la fortaleza era tendencialmente oval, característica común en de los castillos góticos portugueses.
Esta fortaleza jugó un papel militar importante ya en aquellos tiempos en la defensa costera de Lisboa y la entrada del Tajo. Por ello fue en varias ocasiones asolada por tropas extranjeras en el siglo XV, lo que llevó al rey João II a complementar el sistema medieval con una torre costera (la Torre de San Antonio), relativamente alejada de la cerca urbana y más adecuada a las nuevas exigencias de la guerra.
Pero, al igual que la mayoría de los castillos y fortificaciones, los tiempos jugaron una mala pasada a las antiguas murallas de Cascais. La fortificación fue desmantelada a gran escala en el siglo XIX, que continuó hasta bien entrado el siglo XX. El que Cascais se haya convertido en una de las zonas más caras de Portugal y una desatada especulación urbanística dieron cuenta de lo poco que quedaba de la antigua defensa cascalense.

A Torre de Santo Antonio
La actual Cidadela de Cascais es un imponente conjunto defensivo abaluartado que incluye en realidad tres fortificaciones: la citada Torre de San Antonio (de 1488), el Forte de Nossa Senhora da Luz (construida en el período filipino) y, finalmente, la propia Cidadela erigida en los primeros momentos de la guerra de restauración, hacia 1642.
El origen de lo que es actualmente el conjunto fortificado de la «Cidadela de Cascai»s es la «Torre de Santo António», mandada construir por D. João II en 1488. Por aquella época toda la costa era asolada por la piratería, destacadamente por los barcos de João Bretão. Esa fue sin duda una de las razones que llevó a D. João II a levantar la torre de San Antonio, también conocida como «Torre de Cascais» o «Torre Fortificada de Cascais». Congénere de las torres de Belém y de la Caparica, y de autoría de Pêro Anes, presenta, tal como éstas, «un nuevo modelo de la arquitectura que marcará la transición entre el castillo medieval y la fortaleza abaluartada». Continuaban usando, aunque de un modo muy simplificado, la gramática del viejo castillo medieval, pero prefiguraban ya los futuros baluartes que serán construidos sobre las rocas junto al agua

La torre defensiva, edificada junto al mar, se mantuvo activa hasta 1580 cuando fue tomada por el Duque de Alba, abriendo así el camino a la conquista de la corona portuguesa por Felipe II de España. Luego, la construcción alrededor de ella del «Forte de Nossa Senhora da Luz» la ocultó durante siglos. Hasta que en 1986 fue traída a la luz, por la historiadora Margarita Magalhães Ramalho, en lo que consideró el descubrimiento arqueológico más importante del Municipio.
Basamentada en la roca, su cuerpo principal presenta planta cuadrangular, almenada, con cuatro garitas en los vértices y techo de cuatro aguas. En el primero y en el segundo piso, del lado oeste (el de tierra), se abrían dos pequeñas troneras. En el segundo piso y en el tercer piso se abría una ventana. En la pared sur una puerta daba acceso al patio.

O Forte de Nossa Senhora da Luz
La fácil conquista española de Cascais, convenció a Felipe II de la debilidad del sistema defensivo de la barra del Tajo hacia la capital. Por ello se pusieron en marcha planes que incluyeron entre otros el fuerte de S. Antonio de Estoril, la ampliación de S. Julião en Oeiras, la construcción del fuerte de S. Lourenço, más conocido por el Bugio en la mitad del rio. Y en Cascais el «Forte de Nossa Senhora da Luz», levantado en torno a la antigua Torre de Santo Antonio construida por Joaão II.
El fuerte fue diseñado por el Capitão Fratino aprovechando la estructura de esta torre con planta triangular y tres baluartes; una planimetría poco usual en Portugal, que sólo encuentra paralelo en el Forte de Santa Catarina de Figueira da Foz, del que es coetáneo.
Muy bien conservado, presenta un patio interior que permite la comunicación entre los tres baluartes, cuyos accesos fueron abiertos en las campañas de excavación de 1987 tras permanecer tapiados durante más de cien años. Ello permitió identificar también toda la estructura de la torre joanina.
La fortaleza es totalmente independiente de la Cidadela. Su acceso se realiza a través de una perta situada al final de Paseo María Pía.

A Cidadela de Cascais
La finalización de esta obra no dejó contento al alcalde español de Cascais, Nuno Orejon, que consideraba con razón que la importancia estratégica de su ciudad merecía una fortaleza de mayores dimensiones.

No cayeron en saco roto sus protestas. Así, en 1594, por orden de Felipe II de España, el ingeniero Filipe Tercio proyectó la ampliación de toda la fortaleza, a la que se unía un enorme baluarte moderno; pero el proyecto no se llevó a cabo.
No sería sino hasta casi cincuenta años después, ya en plena guerra de Restauración, cuando según decisión del Consejo de Guerra de João IV, el Gobernador de la Plaza de Cascais, D. Antonio Luís de Meneses, puso en marcha su ambiciosos proyecto de fortificación de la barra del Tajo para la defensa de Lisboa ante la amenaza de ataques de la armada española
En 1641 se encargó la ampliación de la fortificación de Cascais al ingeniero militar Simão Mateus. Poco después fue sustituido por el francés Philipe Guiteau, que introdujo modificaciones al proyecto de Mateus. Fue sucedido por el jesuita João Cosmander. En en 1650 las obras continuaros bajo la dirección del ingeniero Nicolás de Langres, quedando finalizadas en 1681.
Se conformó así un poderoso sistema defensivo de la bahía de Cascais, que ha perdurado de forma muy bien conservada hasta ahora.
La planimetría de la Cidadela se desarrolló alrededor del Fuerte de la Señora de la Luz, de la que se aprovecharon sólo las baterías y el revellín, pasando a funcionar casi como un almacén dentro de la gran plaza-fuerte seiscentista.
Presenta planta cuadrangular con baluartes en los vértices, especialmente agudos aquellos orientado a la tierra. El alzado dispone de una moldura en toda su longitud, es coronado en algunas partes por merlones cuadrangulares.
El núcleo central de la fortaleza es un patio cuadrangular de 35m. de lado, la Parada, rodeado por cuatro edificios singulares, entre ellos el Palacio del Gobernador, posteriormente residencia oficial del Presidente de la República. En el interior existen además dos cisternas y se levanta la capilla de Nuestra Señora de la Victoria.

El acceso principal al recinto fortificado se realiza a través de un portal, de grandes dimensiones, la puerta de armas, que se abre a mitad de la cortina norte, en arco de vuelta rodeado de sillares suelos alternados, salientes y no salientes.
Luego en realidad, como todo el sistema defensivo de la barra del Tajo, la Cidadela de Cascais no fue escenario de grandes episodios militares, desempañando sobre todo un papel disuasorio. En la noche del 30 de noviembre de 1807, Cascais es ocupada sin lucha por las tropas francesas, encabezadas por el General de Brigada Barón Maurin que se instalan en la Cdadela
El año siguiente la escuadra británica entra en el Tajo y las fortalezas de Cascais, S. Julião y Bugio son entregadas a los ingleses.
Durante el período del terror miguelista, la Cidadela albergó a unos 200 prisioneros liberales, entre ellos uno de su líderes, Borges Carneiro, que aquí murió de cólera en 1833.

El conjunto de la «Cidadela de Cascais, incluindo a Fortaleza de Nossa Senhora da Luz e a Torre Fortificada de Cascais» y toda la parte fortificada que está comprendida entre la punta del Salmodo y el Club Naval de Cascais, se encuentra clasificado como Inmueble de Interés Público desde 1977.
En la Fortaleza de Nuestra Señora de la Luz está prevista la instalación de un museo en el que se expondrán todos los materiales exhumados durante las varias campañas de excavación que se desarrollaron en su interior. Por su parte el Palacio de la Cidadela, residencia oficial del Presidente de la República, alberga el Museo de la Presidencia, extensión de su homónimo situado en Belem.
Finalmente, buena parte de la Cidadela propiamente dicha ha sido adaptada como Pousada y área comercial según un proyecto del arquitecto Gonçalo Birne.

As cortinas de atiradores
Durante el reinado de D. João IV, la defensa de la Bahía de Cascais, fue aún más reforzada con la construcción de dos fuertes que la cerraban junto a la Cidadela. Por un lado, al oriente de la playa de la Concepción, se construyó el Forte da Conceição. Y, en un espolón rocoso junto a la playa de los Pescadores, frente a la Cidadela, se levantó el Forte de Santa Catarina (actual Palacio Seixas). Entre ambos fueron construidos algunos paños de murallas y, además, «cortinas de tiradores» en toda su extensión. Estas cortinas se prolongaban hasta los Fuertes de Estoril, hoy también desaparecidos.

