Defensas costa andaluza 197. Fuerte de Santa Catalina del Puerto

Como hemos visto en anteriores entradas, el comercio con las “Indias” generó una enorme actividad marítima en la bahía a partir del siglo XVI. La protección de esa actividad tan importante (y lucrativa) para la corona era muy precaria. Como se demostró con el ataque de Drake en 1587 -que destruyó la flota amarrada en la bahía- y sobre todo con el saqueo de Cádiz en 1596 por el Conde de Essex.

La protección de la Bahía se contempló pronto como un todo que incluía las defensas de la isla, Puerto Real, El Puerto y, lógicamente, Cádiz.

La Punta Santa Catalina en El Puerto era un lugar estratégico para el control del acceso a la Bahía exterior. Por eso se construyeron sucesivamente varias fortificaciones en el lugar, que cruzarían fuegos con el Fuerte San Felipe en Cádiz.

Para contar la historia del abandonado Fuerte de Santa Catalina, voy a tomarme la libertad de tomar como base el estupendo trabajo de la Asociación BETILO que realiza una extraordinaria labor en Defensa del Patrimonio Histórico de El Puerto de Santa María.

En 1472, se inicia la obra de una ermita bajo la advocación de Santa Catalina, gracias a las limosnas recaudadas por el clérigo Diego del Puerto, dando su nombre a esa punta del litoral.

La ermita en el dibujo de Wyngaerde en 1567

Debido a su particular ubicación en un pequeño cabo de la Bahía exterior, se convirtió en un punto estratégico para vigilar incursiones de carácter hostil por el litoral. En 1525 el Mariscal de León mandó establecer en el lugar un cuerpo de guardia para avisar de posibles arribos del enemigo, como sucedió posteriormente en 1562 con el desembarco de 13 navíos turcos que fueron rechazados por las milicias de Jerez.

La representación más antigua de este oratorio aparece en la representación de El Puerto realizada por Wyngaerde en 1567. Pero aparece todavía la ermita en varios planos de principios del siglo XVII, junto a la torre que se construiría.

Izq.: Mapa de la Bahía 1614. Detalle – Dcha.: Plano Bahía 1613. Detalle Se ve la ermita junto a la torre

Dada la creciente importancia de la Bahía y pensando en la defensa de Cádiz, el rey Carlos V ordena en 1540 al Duque de Medinaceli la construcción de una torre junto a la ermita Santa Catalina. Desde su posición, enfrentada al baluarte de San Felipe en Cádiz, defendía la amplia boca exterior de la bahía.

Modelo de Torre. Juan Marín 1583

Sin embargo, su construcción no se inició hasta 1585. Según R. Romero Medina el proyecto consistía en la edificación sobre el acantilado de una torre troncocónica de 40 pies de diámetro y 70 de alto de dos bóvedas y aterrazada para ubicar en ella la artillería, siguiendo el modelo de las torres levantadas en el siglo XVI en la costa gaditana.

La artillería de la que dispuso fue una culebrina, un sacre, cuatro mosquetes y cuatro albardas, tratándose todas de armas de fuego de mayor o menor calibre para el disparo de balas. Se convierte así en una de las primeras defensas modernas situadas fuera de la isla de Cádiz.

Su silueta queda recogida en varios mapas de la Bahía de Cádiz y su entorno de inicios del siglo XVII. Incorporada más tarde a la plaza de armas del castillo, los restos de la torre permanecen parcialmente en pie y volcados sobre el mar.

Estado actual de los restos de la Torre del siglo XVI

La torre de Santa Catalina fue reforzada y ampliada en 1618 por recomendación del capitán Cristóbal Mesía Bocanegra y dotada de nuevo material de guerra.

Así se convertía en el castillo de Santa Catalina, comprendiendo la antigua torre y estas edificaciones posteriores. El castillo jugó un papel decisivo durante el ataque inglés de 1625, protegiendo con su artillería la llegada de víveres a Cádiz

R. Romero Medina ha dado a conocer un dibujo del reducto fortificado de Santa Catalina de mediados del siglo XVII en el que ondea la bandera con las armas de la Casa Ducal de Medinaceli, de cuyo Archivo procede el dibujo.

Al fondo se ve Cádiz y el Castillo de San Sebastián. Pero resulta un poco extraño que no quede representada la torre del siglo XVI que todavía seguía en pie y en servicio.

Vista del reducto fortificado. Archivo Ducal de Medinaceli. Sobre 1650

En aquella guerra de Sucesión en que se enfrentaron (y nos llevaron al pueblo a su guerra) monarcas para ver cual de ellos se quedaba con el sillón del trono, nuestro castillo, ya con 20 cañones, tuvo gran protagonismo y sufrió su primera destrucción.

En 1702 una gran flota angloholandesa, tras un intenso intercambio artillero, logra desembarcar en los Cañuelos (playa del Manantial), logrando la rendición del castillo, volándolo a continuación. Durante un mes las tropas inglesas y holandesas saquearon Rota, El Puerto y Puerto Real, causando tales destrozos que tardarían muchos años en recuperarse.

Planta del Fuerte de Santa Catalina. Ignacio Sala. 1737

El fuerte tuvo que ser reconstruido y ampliado en la primera parte del siglo XVIII según refleja el plano de Ignacio Sala de 1737. Contaba con Cuerpo de Guardia, polvorines, alojamientos, capilla, cuarteles, caballerizas, cocinas pozo y aljibe. La antigua torre del siglo XVI queda integrada en el conjunto del fuerte.

El frente del mar se cerraba en forma casi semicircular, protegido por los potentes arrecifes que actuaban como defensa natural. El frente de tierra en hornabeque contaba con foso y camino cubierto con plaza de armas. De esta forma, se convirtió en uno de los puntos costeros más importante de todos los que se construyeron para completar el sistema defensivo de Cádiz durante el siglo XVIII.

Propuesta de batería baja y murallas (que he señalado en azul). Francisco Lapierre. 1759

En 1734 Sala propone un muro exterior por todo el frente del mar que funcionaría como batería baja, a una cota más apropiada para el cañoneo de las embarcaciones. Pero no se construyó hasta 1759, momento en que Francisco de Lapierre, para evitar la ruina que amenaza el terreno por la acción del oleaje, construye dicha batería baja y una prolongación de la muralla ante la puerta de entrada.

A esta ampliación corresponden los conocidos murallones que se conservan en la playa de la Muralla. Como se ve en el plano y en los restos que contemplamos esta nueva muralla estaba separada del montículo y el hueco entre ambos fue relleno.

La guerra de la independencia supuso otra destrucción del fuerte. En 1810, durante la Guerra de la Independencia, el capitán general de Andalucía autoriza al almirante inglés, Pervis, (ahora aliado: en 1625 como enemigos también volaron el castillo. Cosas) que se encargue de volar la fortaleza, a fin de que las tropas napoleónicas no pudiesen utilizarla contra Cádiz.

Posteriormente, dado el interés estratégico del lugar, las ruinas fueron ocupadas en 1823 por las tropas francesas del duque de Angulema, los llamados Cien Mi Hijos de San Luis, cuyo objetivo era reponer al absolutista rey felón Fernando VII (ver batalla del Trocadero). Esta vez sí, los franceses ocuparon el Cádiz liberal, impusieron la restauración de la monarquía absolutista y mantuvieron el control de Cádiz y sus fortificaciones hasta 1828.

Ya en el siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, los restos de la vieja fortaleza fueron usados por Franco para prevenir una posible invasión aliada por la Bahía. Asimismo, junto al fuerte, se construyó un gran edificio para el cuartel de la Guardia Civil, hoy desaparecido, que estuvo en funcionamiento hasta los años 70 del pasado siglo.

Según Hispania Nostra, el estado de conservación del fuerte defensivo es en general malo. Casi todo el frente que da al mar ha desaparecido, en gran parte debido a las voladuras realizadas a lo largo de su historia, pero también a causa de los continuos embates marinos a los que está sometido al haberse perdido el arrecife natural que lo protegía.

De la muralla exterior únicamente se conservan los lienzos del lateral Este en la actual playa de la Muralla, que, debido a su localización en la propia arena de la playa sin ningún tipo de cimentación ni agarre en su parte trasera, presentan gran vulnerabilidad y peligro de derrumbe. De hecho, ya ha habido desprendimientos, lo que ha obligado a señalizar la zona para evitar el paso de bañistas.

De la torre de Santa Catalina que perteneció a dicha fortaleza, actualmente solo se conserva el 30% de su construcción, mientras que del resto de la edificación únicamente se conservan los cimientos.

A pesar de ello, el frente de tierra sí se conserva casi en su totalidad. Con motivo de la celebración en 2012 del Bicentenario de las Cortes de Cádiz fueron realizadas algunas obras de urgencia, como reconstrucción de troneras y fijación de elementos debilitados.

Pero este trabajo no se continuó y se ha perdido por dejadez y abandono. Por ello, en la actualidad este frente se encuentra afectado por grandes grietas y roturas estructurales que lo ponen en peligro, en su mayoría causadas por los agentes naturales, es decir, la acción de la vegetación sobre la piedra que llega a tener un gran tamaño en algunas zonas. Aunque, sin duda, uno de los factores que más ha perjudicado a su conservación es la gran proliferación de grafitis que se pueden observar por los diferentes restos conservados.

En mayo de 2022 la Asociación Hispania Nostra incluyó el Fuerte de Santa Catalina en la Lista Roja del Patrimonio Histórico Español a petición de la Asociación Betilo. Toda la documentación estudiada figura en este enlace de Hispania Nostra.

La Asociación Betilo, por su parte, desarrolló una campaña de denuncia en 2021 en defensa del Fuerte de Santa Catalina, exigiendo la actuación de las administraciones antes de que desaparezca del todo. Según informó Diario de Cádiz en abril de 2023, existe un proyecto de la Demarcación de Costas para rehabilitar las murallas y evitar su derrumbe. Al parecer demolerá parte de los muros existentes en la playa y sujetará el conjunto con pantallas de hormigón, lo que tendrá un gran impacto visual y afectará a la estampa romántica y evocadora de la histórica fortaleza.

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