Prácticamente en el centro de la entrada del estuario del Tajo la dinámica generada por la confluencia de las aguas del río con las del Atlántico formó un banco de arena. Dado que se mantenía por encima de las mareas durante todo el año a este banco se le conoce como “Cabeça Seca”. El nombre Bugio parece que procede del francés (vela). En cambio, otra versión afirma que se debe a que esa palabra significa en portugués un tipo de estacas como las que se asentaba la primitiva estructura allí construida.
Allí se yergue la llamada «Torre de São Lourenço», que también es conocida como «Torre do Bugio» o como «Forte de São Lourenço da Cabeça Seca».
Antecedentes
A la “Cabeça Seca” pronto se le vio el importante papel que podía tomar en la defensa del estuario de entrada a Lisboa. La importancia para Portugal de la defensa marítima de Lisboa fue, desde el reinado de Juan II, una preocupación por la corona portuguesa. La construcción del Forte de São Julião da Barra en la punta de São Gião durante el reinado de João III respondía a esa preocupación.
A pesar de las dimensiones y la modernidad estructural de esta fortificación, lo cierto es que la entrada al estuario seguía estando expuesta. El arquitecto Francisco de Holanda, fue el primero que sugirió, en 1571, la construcción de una fortaleza en el arenal de la Cabeça Seca con el objetivo de cruzar sus fuegos con el fuerte de São Julião
Durante la crisis sucesoria que siguió a la muerte de D. Sebastião en 1578 en la batalla de Ksar el Kebir -Marruecos-, ante la posibilidad de un ataque a Lisboa de la armada de Felipe II, aceleró la construcción en el lugar de una estructura de campaña de pequeñas dimensiones sobre gruesas estacas de madera reforzadas con piedras, que servían de base a una plataforma para algunas piezas de artillería.
Esta batería fue tomada sin dificultades por la armada española en 1580 y posteriormente desartillada. La estructura quedó prácticamente destruida por su propia precariedad y los embates del mar.

El arquitecto militar Giovanni Casali inició las obras de la Torre
El Rey Felipe II de España contrató en 1586 al arquitecto militar italiano Giovanni Vicenzo Casali para mejorar el sistema defensivo de Lisboa ante la amenaza de los corsarios ingleses y holandeses. El proyecto de mejora incluyó, como se ha visto en otras entradas de este blog, la ampliación del Forte de São Julião y la construcción del Forte de Nossa Senhora da Luz en Cascais.

En 1590 Casali presenta dos proyectos distintos para la construcción de un fuerte en el arenal de Cabeça Seca, uno estrellado y otro circular. El escogido fue finalmente este último, pues resultaba más sólido ante los embates de las aguas y permitía una mejor distribución de la artillería.
A la muerte de Casali en 1593 fueron sus discípulos Tibúrcio Spannochi y Anton Coll quienes continuaron las obras. Para la preparación de los bloques de piedra utilizados en os cimientos y en las murallas, se construyó una cantera de obras en tierra, cerca de São Julião (también en obras en ese momento), que se conoció como “Feitoria das Obras da Cabeça Seca” o simplemente “Feitoria d’El-Rei” que luego fue la Batería de Feitoria. Treinta barcazas transportaban continuamente los bloques terminados a las obras de la Cabeça.

Leonardo Torriani se encargó de la continuación de las obras
A partir de 1598 la dirección de la obra fue asumida por el ingeniero militar y arquitecto cremonense Leonardo Torriani, qua había sido nombrado Ingeniero Mayor del Reino.
Para 1601 estaban colocadas las piedras de la base del Fuerte. Sin embargo, se introdujeron algunas modificaciones en la estructura, como por ejemplo la ampliación del diámetro, para mejorar la operatividad del fuerte, y modificaciones en el edificio central de la plaza de armas, con el objetivo de reducir los gastos y el tiempo de edificación, que ya duraban casi diez años.
La conclusión de las obras la lleva a cabo el arquitecto portugués João Torriano
Cuando se produce la Restauración de Independencia frente a España y se proclama rey João IV, aún no estaban finalizadas las obras, aunque ya estuviese operativo y artillado en precario. El fuerte con tropas españolas se rindió a las fuerzas del Duque de Bragança ese mismo año, 1640, en diciembre.
Dentro del Plan de Refuerzo de las defensas de la barra del Tajo para prevenir ataques de la armada española que puso en marcha D. Antonio Luis de Meneses, gobernador de Cascais, las obras comenzaron en 1643 bajo la dirección del arquitecto y religioso benedictino João Torriano Para 1657 las obras fueron dadas por concluidas. Torriano rediseñó la planta del fuerte, buscando un mayor poder defensivo, así como un aumento de la operatividad.
El Farol do Bugio
En un dibujo de la planta realizada en 1693 ya se encuentra reflejada una torre coronada por un faro. Este faro operaba con aceite, en el período de octubre a marzo. La estructura, fue totalmente destruida por el terremoto de 1755. Tras su reconstrucción -a partir de 1758 por orden del Marqués de Pombal– el nuevo faro comenzó a funcionar en 1775.
Del siglo XIX hasta hoy
Durante la guerra peninsular, el Fuerte del Bugio fue ocupado en 1807 por las tropas napoleónicas. El coronel Vincent, comandante de Ingeniería de las tropas de Jean-Andoche Junot, consideraba el Bugio como una fortificación inadecuada para la defensa marítima de Lisboa, puesto que representaba «una débil barrera contra el enemigo que, con un viento favorable, intentase forzar el paso de la barra» .

Este punto de vista se confirmó cuando en 1831, en el contexto de la Guerra Civil portuguesa de 1828-1834, la flota del almirante francés Albin Roussin lograba atravesar la barra del Tajo, llegando a Lisboa donde apresó 8 navíos e impuso a Miguel I de Portugal las condiciones humillantes del Tratado del Tratado 14 de julio de 1831.
A comienzos del siglo XX se realizaron trabajos de mejora. Pero tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial ya sin valor defensivo, fue entregado en 1945 a la Direcção dos Serviços de Faróis do Ministério da Marinha.

Tras ser clasificado en 1957 como Inmueble de Interés Público en 1957, se produjeron obras de mejora. Y actualmente sigue siendo utilizado como Faro de apoyo a la navegación. Su funcionamiento está automatizado alimentado por energía solar con luminaria de alcance de 15 millas
Descripción
El «Forte e Farol do Bugío» inspirado en el Castel Sant’Angelo en Roma, sirvió a su vez de modelo para el Forte de São Marcelo construido en un lugar muy parecido, en la ciudad de Salvador de Bahía en Brasil. Presenta planta circular perfecta y está construido en piedra. Se dispone de la siguiente forma:
- Muralla externa con alambor con base circular de 62 metros de diámetro y 6 de altura, en la que se abre la puerta de acceso precedida por algunos escalones.
- Muralla interna circular con 33 metros de diámetro por 7 de altura. Aquí se sitúan las dependencias de servicio. Estas dependencias se componen de la casa del gobernador, cuarteles, polvorín, depósitos, cisterna y capilla. Sobre la terraza lajeada se sitúan las baterías y dispone de cuatro garitas de planta circular situadas a intervalos regulares.
- Torre central circular con 3 metros de diámetro y 16 de altura. Está dividida en dos pisos separados por una moldura. Encima de la torre se encuentra instalado el moderno faro.
Ver un video de la Torre do Bugio. Las fotos utilizadas son en su mayoría de la Autoridad Marítima Portuguesa.
Muito bom,meu caro!
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