El «Castelo de Sabugal» es uno de los mas significativos castillos de factura gótica de Portugal. También se suele llamar “Castelo de las Cinco Quinas” debido al formato poco común de su Torre del Homenaje.
Construido en su factura actual en la época de D. Dinis responde a la amplia campaña de este rey para consolidar la frontera con Castilla y León tras el la firma del Tratado de Alcañices en 1297 por el que toda l región quedaba en manos de Portugal. Junto a Sabugal fueron reedificados buena parte de los castillos de la región de Ribacôa como Alfaiates, Almeida, Castelo Bom, Castelo Mendo, Castelo Melhor, Pinhel, Castelo Rodrigo o Vilar Maior.
No se trata sin embargo del castillo original, el cual fue mandado edificar por Alfonso IX de León en torno a 1224, cuando le otorgó carta de población. En los siglos XII y XIII la villa era la principal localidad de esta vasta región del Ribacôa, ya que controlaba el puente que permitía el paso del rio Côa. El primitivo reducto defensivo edificado por el monarca leonés fue conquistado por D. Dinis en 1296.
Es a partir de esos momentos que aparece el castillo gótico de Sabugal. La localidad mantenía la anterior importancia, ahora incrementada por las cláusulas del Tratado de Alcañices, que le daban un estatuto de primera fortaleza raiana. En este contexto, D. Dinis erigió un castillo ejemplar, moderno, arquitectónico y espacialmente racional. Las obras comenzaron por el desalojo del núcleo central de la villa, dentro de las antiguas murallas leonesas, donde se erguían algunas casas. Definido el perímetro, la opción fue por una fortaleza de planta geométrica casi perfecta, delimitando un patio trapezoidal con torreones cuadrangulares en los ángulos.
La radicalidad y modernidad de este proyecto está bien reflejada en la majestuosa torre del homenaje. A diferencia de los castillos románicos, en los que las torres del homenaje se construían aisladas dentro del recinto interior, la del castillo de Sabugal se adhiere a una de las murallas y tiene por objetivo la defensa activa de la puerta principal. Además, a diferencia de la sección cuadrangular de la estructura, se optó por una torre pentagonal, heredera de las torres quinarias de los Templarios, que se convirtió una de las principales imágenes de la aldea a lo largo de su historia.

Las murallas del castillo también se trataron de forma cuidadosa y bastante actual desde un punto de vista operativo. Dos torretas circulares protegen uno de los alzados y un ancho adarve recorre todo el recinto cuadrangular. En el exterior, una barbacana, posiblemente ya del siglo XIV, circunda la fortaleza, obligando al estrechamiento de los accesos para exponer a las fuerzas enemigas al tiro vertical.
La cerca que circunda la villa es también un producto gótico. De planta oval, e integrando gran parte del castillo, se construyó prácticamente al mismo tiempo que la fortaleza. La puerta principal de la cerca urbana se ubica en el extremo contrario al castillo y, entre estos dos elementos, la Calle Derecha se constituyó en la principal arteria de intramuros.
Las obras fueron concluidas en 1303 bajo la dirección de Frei Pedro, del Monaterio de Alcobaça.

Al igual que la mayoría de los castillos portugueses, también el de Sabugal fue objeto de varias reformas. En el reinado de D. Manuel, los dibujos de Duarte de Armas muestran una barbacana con troneras perfectamente adaptada a la guerra de artillería. En los siglos siguientes se suceden las obras, buscando el refuerzo de la estructura, que aún sirvió de punto de apoyo en las guerras peninsulares de inicios del siglo XIX cuando sirvió de acuartelamiento a tropas inglesas y portuguesas que se enfrentaron en 1811 a las tropas napoleónicas comandadas por el mariscal André Masséna.
A partir de aquí, perdida la función militar por el progreso del arte de la guerra, el castillo entró en decadencia. Si en el siglo XVI existían algunas casas en el interior del patio, a mediados del ochocientos éste fue adaptado como cementerio de la localidad, llegando incluso, en el cambio del siglo, a demolerse la capilla de Santa María, templo tutelar de la fortaleza desde la época gótica.
Las obras de restauración comenzaron en los años 40, poco después, después de la constitución de la Dirección General de los Edificios y Monumentos Nacionales. Esta institución, desarrolló un programa de intervención bastante ambicioso e integral, que tuvo como objetivo la reconstrucción de gran parte del castillo medieval, desde las murallas a la colocación de merlones, obras que están en el origen de la configuración actual del castillo.
Fue clasificado como Monumento Nacional en 1910. Hoy en día constituye un importante punto turístico, integrando junto a los castillos de Alfaiates, Sortelha, Vila do Touro e Vilar Maior, la llamada “Rota dos 5 Castelos”.
