Tuvo que ser realmente espectacular sobrepasar los acantilados de la punta del Torrejón y contemplar el complejo sistema de murallas de Almería en la edad media.

Las murallas de Almería nacieron con la ciudad. Fue Abderramán III quien construyó la Alcazaba y las murallas que bajaban desde sus extremos hasta el mar, protegiendo a la ciudad que fundó en el 955.

En 1014 Jayrán creó el reino independiente de Almería, viviendo la ciudad sus momentos de mayor esplendor y prosperidad que se manifiesta en un gran crecimiento urbano. Con el espectacular aumento de la población, se crearon los nuevos barrios de la Musalla (Oratorio), al levante, y al-Hawd (el Aljibe) de carácter más industrial, a poniente, que se protegieron con nuevas murallas que construyó el mismo Jayrán y su sucesor Zuhayr.

Estas murallas fueron reformadas a lo largo de los siglos siguientes hasta que en 1855 el Ayuntamiento ordenó su derribo para permitir el crecimiento urbano, como por desgracia les pasó a tantas ciudades amuralladas en el siglo XIX y primera parte del XX en el altar del “progreso”.
Sin embargo, algunos lienzos se salvaron, posiblemente por estar en terrenos que no interesaban en aquellos momentos. Así por fortuna se conserva especialmente bien la muralla que baja de la Alcazaba por el barranco de la Hoya hasta el Cerro de San Cristóbal para luego bajar de nuevo por la calle Antonio Vico. También se conservan algunos lienzos y torres presentes en el barrio de la Chanca.

