Muy cerca de Santiago, en Brión, encontramos las ruinas de un castillo que se conoce como «Torres de Altamira». Se encuentras junto a la aldea de A Torre en la parroquia de San Fiz (42.877461, -8.687464). Desde el alto en que se encuentra situadas las ruinas, tenemos una vista que domina todo el Valle de Mahía; su enclave no es pues nada casual
Esta fortaleza parece ser que fue levantada en el silgo IX sobre las ruinas de un antiguo castro, de lo cual sin embargo no hay constancia arqueológica ninguna. En todo caso, de ser así tuvo una vida bastante azarosa de sucesivas destrucciones y reconstrucciones.
De aceptarse la existencia del castillo altomedieval, el mismo habría sido destruido en el año 1073 por Gonzalo de Moscoso. A partir de entonces su reconstrucción se vio obstaculizada por la prohibición de Fernando II en 1180 por el que no se podían construir nuevas fortalezas en la “Tierra de Santiago” sin la autorización expresa del Arzobispo.
Es posible que la reconstrucción se consumara en los últimos decenios del siglo XIV, pero la referencia más precisa se refiere al siglo XV es que para el siglo XV ya consta como propiedad de la familia de los Moscos, un linaje tradicionalmente al servicio de la mitra compostelana pero que había constituido un gran señorío territorial al margen de los arzobispos.
El castillo fue de nuevo derruido durante la revuelta de los irmandiños entre 1466 y 1469. De forma inmediata -en 1471- se inicia la reedificación casi en secreto por Lope Sánchez de Moscoso, lo que provoca la reacción del arzobispo que asedia ese mismo año la fortaleza, sin conseguir reducirla por la lucha encarnizada del reducido número de defensores.
La reconstrucción continua en los siglos XV y XVI. López Moscoso empezó a residir en la fortaleza en 1480. Es en estos decenios cuando se reconstruye el pazo y las murallas son adaptadas para resistir los ataques artilleros. El castillo llegó a tener seis torres cuadrangulares, de las que apenas se mantienen en pie los restos de dos de ellas Años después, en 1594, el V conde de Altamira: Lope de Moscoso Osorio, ordenó construir en el recinto una capilla bajo la advocación de los Reyes Magos (invisible hoy porque fue desmontado en el siglo XIX).

A partir del siglo XVII los condes dejaron de habitar el castillo y se construyeron el Pazo de Trasouteiro, a poco más de un kilómetro de las torres, trasladándose con posterioridad a la corte. A partir de este momento comenzó su proceso de ruina, siendo a finales del siglo XIX cuando más fue usado como cantera para numerosas construcciones.
En el año 1872, uno de los herederos de la casa de Altamira vendió las torres ya en estado de ruinas acosado por problemas económicos (también vendió otros muchos castillos que disponía en Galicia). Uno de los compradores, un rico campesino que había estado en América, construyó una casa usando las piedras de la fortaleza. Otro aprovechó la capilla de los Reyes Magos para construirse un cobertizo. También se aprovecharon los sillares en la construcción de la capilla de Santa Minia, cuando pasó a manos del arzobispado, y para las obras de la iglesia parroquial de Brión, llegándose a deshacer también la torre del homenaje. En 1917 aún se seguía sacando piedras de la fortaleza.
Finalmente, en 1973 las ruinas fueron adquiridas por la Diputación Provincial de A Coruña, que emprendió de la limpieza y consolidación de restos de lo que fue un importante castillo del siglo XV
Actualmente se encuentra catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural).
Para saber más: Evolución constructiva de la fortaleza de Altamira. Carlos J. Galbán Malagón
Gracias. Un artículo moi intersante.
Vou tentar recrealo virtualmente.
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Gracias
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