Fortificações de Chaves

En la ciudad de Chaves encontramos varios conjuntos fortificados. En primer lugar, el Castelo de Chaves del que tan sólo resta la Torre del Homenaje. Rodeando la villa vieja se construyeron durante la guerra de restauración una Cerca Abaluartada, de la que restan apenas unos trozos de cortina. En los años finales de dicha guerra se reforzaron las defensas con la construcción del Forte de São Francisco y del Forte de São Neutel.

Fortificaciones en Chaves

Antecedentes históricos

Parece acreditada la existencia de un castro prerromano en el lugar, que fue convertido por estos en un importante centro urbano. A partir del año 78 se convirtió en sede de municipio fundado por Tito Flávio Vespasiano, que la denominó «Aquae Flaviae«, en homenaje a la excelencia de las aguas termales en que la región es abundante. En este período (siglo I), para unir las dos márgenes del río se erigió el Puente de Trajano que daba continuidad a calzada que unía «Bracara Augusta» (actual Braga) y «Astúrica Augusta» (Astorga). Se cree que también dataría de este período la primera muralla que envolvía a la población.

A partir del siglo III la ciudad invadida por los Suevos, destacándose las luchas entre Remismundo y Frumario que, disputando el derecho al trono, acarrearon la casi total destrucción de la misma (411). Posteriormente se sucedieron invasiones de Alanos y de Visigodos hasta que, a principios del siglo VIII, llegaron los musulmanes a partir de 713.

Estos reforzaron la fortificación de la ciudad ante los continuos choques con los cristianos, permanentes hasta el siglo XI.

El castillo medieval

Desde el primer cuarto del siglo X hasta entrado el siglo XII la ciudad pasó alternativamente de manos musulmanas a cristianas. La definitiva conquista cristiana la llevan a cabo los hermanos García y Rui Lopes, caballeros de Afonso I, cuyos sepulcros se encuentran en la iglesia de Santa María Mayor.

 

La primitiva edificación del castillo es atribuida a los tiempos de leyenda del conde Odoario, en el siglo IX. Aunque lógicamente se desconoce la configuración de esta primera defensa, es lícito suponer que se tratase de una estructura rudimentaria, posiblemente una simple torre de planta cuadrangular, de escasa altura.

Durante aquellos convulsos años Chaves fue arrasada una y otra vez según evolucionaba la frontera. Y por ello tuvo varias fases (re)constructivas, durante el reinado de Alfonso III rey de León y Sancho I ya rey de Portugal. Una de las últimas reconstrucciones, en 1346, es atribuida al rey D. Dinis

Chaves
Dibujo de Chaves por Pascual Duarte hacia 1509

Chaves y su vecina Monterrei son villas importantes que compartían las rutas jacobeas a finales de la Edad Media. En ambos lugares y por escaso margen de años van a instalarse impresores que trabajando en ambos lugares van a dar a luz dos joyas bibliográficas como el Sacramental de Chaves en 1488 y el Misal Auriense en 1494. A comienzos del siglo XVI, Chaves recibiría de don Manuel, un nuevo foro confirmando los anteriores.

 

Del CASTELO, constituido por una cerca de planta rectangular, con un perímetro de unos 860 m, en la que se integraba la torre del Homenaje, se conserva sólo esta última y parte del recinto defensivo interior, compuesto por una muralla construida en la prolongación de los ángulos N. y S. de la torre y envolviéndola de NO. y SO.

La antigua Torre del Homenaje es de planta cuadrangular y cubierta de tejado a cuatro aguas, rodeada por pasadizo y con chimenea de piedra.

La cerca urbana abaluartada

Los años que ocupan la Edad Moderna, van a ser de continuos enfrentamientos fronterizos en el Valle con ocupación de lugares y plazas tanto por España como por Portugal. No sería hasta la invasión napoleónica que las fuerzas de uno y otro lado de la frontera se uniesen contra el enemigo común.

 

Las convulsas guerras civiles de los siglos XVIII y XIX en Galicia y Portugal, llevarían a numerosos refugiados e intrigantes, a uno y otro lado de la frontera en busca de apoyos. Una de las últimas incursiones desde Galicia sería la del monárquico Paiva Couceiro en 1912. En el año 1929, la villa de Chaves fue elevada al rango de ciudad al convertirse por población y dinamismo en un importante centro urbano.

Durante la Guerra de la Restauración de la Independencia (1640-1668) se realizaron trabajos de construcción de de trincheras de campaña. Entre 1658 y 1662 se erigieron nuevas murallas en la villa, más bajas y de trazado abaluartado. En el lado opuesto del río Támega se construyó el Revellin de la Madalena. En 1663, siendo gobernador de la Provincia Luís Alves de Távora, se complementaron las obras de modernización de las defensas de Chaves construcción de 3 baluartes y 2 medios baluartes, nuevos paños de muralla envolviendo los barrios que se habían ampliado fuera de los muros medievales.

De la antigua FORTIFICACIÓN ABALUARTADA que envolvía la ciudad, se conservan tramos de las cortinas, en una extensión de unos 400 m, entre el ángulo de la Rua del Sol con la Rua 25 de abril, lugar en que se implanta el baluarte de la Amoreira, y el final de la Av. de la Muralla, integrando el Postigo de las Caldas.

El Forte de São Francisco

F.S.Francisco-1Se levantó con piedra granítica entre 1658 y 1662, en la colina de Pedisqueira, ocupada desde tiempos antiguos por el convento de San Francisco (1635) que primero se llamó San Juan de la Veiga, bajo la administración de los Templarios hasta el año 1310.

F.S.Francisco-4La evolución de las armas de fuego y las nuevas estrategias militares llevaron a la construcción de este nuevo recinto para proteger la ciudad, rodeada hasta entonces por obsoletas murallas medievales, engarzándolo con la cerca abaluartada que se construía. El recinto fue proyectado con la forma de una estrella de cuatro puntas, por Rodrigo de Castro, conde de Mesquitela, según el sistema Vauban. De allí fueron desalojadas las tropas francesas en 1809, durante la liberación de la ciudad de Chaves. Más tarde sirvió como alojamiento del Batallón de Cazadores 10 hasta los años setenta, acogiendo hoy, además de la iglesia de San Francisco, una instalación hotelera.

El Forte de São Neutel

Dos años después de la conclusión del fuerte de San Francisco (1664), el general Andrade y Sousa inicia al norte de la ciudad la construcción de este nuevo fuerte, al contrario que el anterior aislado del sistema defensivo de Chaves. Igualmente inspirado en las técnicas poliorcéticas de la época, su estructura es similar a la del anterior, sirviendo como defensa avanzada de la ciudad ante los ataques españoles. En su interior se encuentra la capilla de Nuestra Señora de las Brotas, donde tiene lugar una romería anual, y que fue utilizada para fines militares hasta hace poco tiempo, habiendo servido también como lugar de acogida de numerosos refugiados de la guerra civil española.

 

La “Raia”

La frontera recibe popularmente en ambos lados y desde tiempos inmemoriales, el nombre de “Raia”, constituyendo uno de los aspectos más definitorios de la zona al no existir apenas grandes accidentes geográficos que la delimiten. Este aspecto, marcaría desde antiguo las características económicas y sociales de la zona y de los habitantes de uno y de otro lado. Como forzada frontera geográfica, partió al mismo Valle del Támega en dos y fue motivo de amores, odios y solidaridades diversas

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Recreación de Chaves en base a Duarte d’Armas

Desde antaño, las relaciones sociales entre los pueblos de la “raia”, se manifestaban primordialmente en la asistencia a los oficios religiosos de uno y de otro lado, en los matrimonios mixtos, en el intercambio o venta de diversas mercancías y en la asistencia sanitaria y ayuda mutua en caso de catástrofes. Las manifestaciones de solidaridad con los huidos y exiliados en tiempos de represión y de persecución política, son también una inolvidable contribución que merece destacarse para ejemplo de muchos. Las numerosas variaciones de la frontera geográfica han coadyuvado en gran medida a esta interrelación. Tan «arraianos» son los de aquí como los del otro lado y esta palabra que aún no hace mucho tiempo era usada en tono peyorativo (raiotos), se convierte hoy en sinónimo de identificación y motivo de honra para las gentes de esta amplia zona galaico-portuguesa. La raya fronteriza, como se puede comprobar por los documentos, es casi una concepción moderna, apurada por las consecuencias de las guerras, pero siempre fue una frontera viva donde las costumbres, recursos, cultura y población crearon una inherente intercomunicación y solidaridad que tiene su origen en lo más profundo de la historia.

P.RomanoChaves-1
Puente de Trajano

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