Defensas costa andaluza 147: Murallas meriníes de Al-Ŷazira al-Jadra

Breve historia de Algeciras

Resulta pretencioso pretender resumir en unas líneas una historia tan intensa como la de Algeciras, la musulmana Al-Ŷazira al-Jadra. Así que recojo en buena medida el resumen de su historia que hace el Ayuntamiento de Algeciras

Quizás no sea muy incorrecto decir que “lo más destacable de su historia es el continuo proceso de construcción y destrucción de los distintos asentamientos que la han representado”; así, la ciudad habría sido, al menos, tres veces abandonada y destruida: en el paso de la ocupación cartaginesa a la romana, de la bizantina a la musulmana y de esta a la ocupación española en la Edad Moderna.

Fue Portus Albus en tiempos de Roma. Luego desapareció para renacer en la época musulmana como Al-Ŷazira al-Jadra (La Isla Verde). Tarik puso pie en estas tierras en la primavera del 711; el conde Don Julián, el exarca bizantino de Ceuta, fue su primer gobernador. Luego surgió amurallada en la Villa Vieja, allí se levantó el alcázar y la hermosa mezquita que construyera Ben Jalid.

Recreación de la Algeciras musulmana. Falconaumanni

Torres y murallas bien almenadas defendieron la ciudad, pero ello no impidió que en 859 fuera arrasada por los normandos. Aquí nació en 939 Almanzor, el gran capitán del ejército árabe, que llevaría la frontera musulmana hasta los Pirineos y vencería en cincuenta campañas seguidas sin perder ni una sola batalla.

Tiempo después se le añadió la Villa Nueva en el siglo XIII por orden del sultán de Fez, Abu Yusuf. La ciudad floreció y surgieron escritores y poetas que dieron fama a la ciudad. Fue su época de mayor esplendor

Alfonso XI sitió la plaza en 1342, y, tras veinte meses de duro asedio, entró triunfalmente en Algeciras el día 28 de marzo de 1344, que era domingo de Ramos. En recuerdo de esta festividad religiosa, mandó el Rey consagrar la mezquita de Santa María de la Palma. Más tarde el Papa Clemente VI concede una bula, mandando que esta iglesia sea tenida por catedral y se traslade a ella la de Cádiz.

Ya está Algeciras en poder de los cristianos. Este debería haber sido el principio de su grandeza bajo las banderas de Castilla; pero no sucedió, sin embargo, así.

Transcurridos veinticinco años, los nazaríes, capitaneados por Mohamed V de Granada, sabiendo desguarnecida la ciudad, y en represalia por el asesinato de Don Pedro I de Castilla, su aliado y amigo, atacan y ganan la plaza algecireña en 1369, y, pocos años después, pensando que no podrían retenerla en su poder, en 1379 la incendian, la arrasan, no dejan piedra sobre piedra y luego la abandonan.

Sus habitantes huyeron hacia otras ciudades; la catedral volvió a Cádiz, y aquí apenas quedaron unas chozas, refugio de humildes pescadores… Solo algunos restos de torreones y murallas quedaron como testimonio de su pasada grandeza.

Conquistada más tarde Gibraltar en 1462, por Don Alonso de Arcos, alcaide de Tarifa, Enrique IV, reinante entonces, concedió diversos privilegios para estimular la repoblación de aquella plaza; uno de éstos fue la entrega a Gibraltar de los términos de Algeciras, para su reparto entre los nuevos habitantes de la Roca. Y así Algeciras transformó sus ruinas en numerosas huertas y cortijos.

El día 4 de agosto de 1704, en el marco de la guerra de sucesión entablada entre las casas monárquicas europeas, la escuadra anglo-holandesa ataca Gibraltar y la toma para la reina de Inglaterra.

Grabado de John Durant Breval de las ruinas de Algeciras en 1716

Los españoles se marchan. El núcleo mayor de estos gibraltareños se refugia junto a la ermita de San Roque, donde después nacería la ciudad de su nombre. Otro grupo se establece en un oratorio, que más tarde daría lugar a la población de Los Barrios, y otro pequeño grupo se viene al solar de la antigua Algeciras, situándose en torno a una ermita propiedad de la familia Gálvez – la actual capilla de Ntra. Sra. De Europa – en lo que hoy es la Plaza Alta, dando así lugar al resurgimiento de la histórica ciudad.

Al principio dependía de San Roque, y ha de librar un duro pleito para emanciparse. En 1755 le es concedido su primer ayuntamiento. En 1723 construye su iglesia mayor que dedica a Santa María de la Palma, como hiciera Alfonso XI cuando la conquistó a los musulmanes; en 1748 levanta el Hospital Civil para atender a los pobres y desvalidos. Y en 1777 construye el acueducto de Los Arcos.

Luego vendrá su Feria famosa, autorizada en 1850; la Conferencia Internacional sobre Marruecos en 1906. Y después, el gran paso decisivo de su futuro: el puerto, empezado en 1913.

Torre del Espolón, que subsistió hasta comienzos del siglo XX. Acuarela de E. Louis Lessieux

Los restos de la muralla meriní de Algeciras

Las estructuras defensivas de la ciudad estuvieron constituidas, a partir del año 1285, por dos recintos independientes separados por el río de la Miel: la ciudad vieja, al sur, y la ciudad nueva mandada edificar por el sultán Abu Yusuf, al norte.

Restos de las torres de la muralla

El recinto norte o villa nueva tenía forma de un cuadrilátero irregular, con los lados más largos en los flancos Este y el Oeste. El flanco marítimo se adaptaba a las irregularidades del acantilado formando redientes y lienzos quebrados o en cremallera, sin torres de flanqueo, lo mismo que el flanco que daba al río. Los otros dos (al Oeste y al Norte), de trazado recto, disponían de barrera o antemuro y foso defensivo. Su perímetro aproximado era de 2.900 metros abarcando una superficie de 29 Ha. Contaba con tres puertas principales (de Tarifa, Jerez y del Fonsario o Gibraltar), además de la puerta de la Coracha y la puerta de las Atarazanas, cuya función era servir de entrada a las embarcaciones hasta el arsenal o el puerto interior.

El recinto sur o villa vieja tenía forma de pentágono irregular con uno de sus lados sobre el acantilado y otros dos (Oeste y Norte) sobre el escarpe que daba al río. También disponía de antemuro y foso. Según las fuentes medievales contaba con dos puertas.

Algeciras. Restos de la muralla en 1723 sobre trama actual según el plano de Verboom

Los planos levantados por Jorge Próspero de Verboom, ingeniero belga al servicio del rey Felipe V de España, entre 1724 y 1730, reproducen con sorprendente fidelidad y detalle las murallas, las torres de flanqueo, el foso, las corachas, los antemuros o barbacanas y las puertas de la ciudad musulmana y, luego, cristiana

Intervenciones arqueológicas a partir de 1996 han permitido exhumar un tramo de unos ciento cuarenta metros de muralla de la ciudad nueva situado en la prolongación de la Avenida Blas Infante. Se corresponden con un tramo de muralla con cuatro torres, foso con parte de la barbacana y la llamada puerta de Gibraltar o del Fonsario, construcción que permitía el paso a la ciudad.

La Puerta de Gibraltar estaba constituida por dos torres huecas rodeadas por el foso por todos sus lados. El paso a la puerta se realizaba por un puente de un solo ojo que se conserva prácticamente íntegro. El paso a la zona de liza también se hacía desde la puerta por un segundo puente también de un solo ojo aún no excavado.

El conjunto de las ruinas es uno de los ejemplos más destacado de fortificación de época nazarí que merece una visita. Además, frente al yacimiento se halla el Centro de Interpretación de la Cultura Andalusí, donde se exponen diferentes aspectos relacionados con las murallas medievales, el armamento empleado en los asedios, el cementerio que se extendía extramuros y la vida doméstica andalusí.

El foso

Foto de portada: El puente de la Puerta de Gibraltar

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