La torre de Entre Ríos o de Palmones, a veces llamada también de Guadarranque se levanta en un arenal entre los ríos Guadarranque y Palmones, en la pedanía de Palmones, en el término municipal de Los Barrios.
Fue el comisionado de Felipe II, Luis Bravo de Laguna, quien ordenó la construcción de una atalaya entre los ríos Guadarranque y Palmones, señalando que su función sería únicamente de vigilancia y aviso y que no habría de actuar como plataforma de combate. La construcción de esta atalaya fue financiada por la Hacienda Real, ya que ocupaban tierras de realengo, lo que agilizó su construcción en comparación con las que habría de costear los nobles en cuyos territorios se designó su construcción. Fue el ingeniero Juan Pedro Livadote en encargado de su construcción que quedó finalizada en 1588
Desde esta torre primero se vigiló la posible llegada de piratas berberiscos, luego la llegada de navíos ingleses. Enlazaba hacia el norte con la Torre de Rocadillo y hacia el sur con la Torre del Almirante o Almiranta, que veremos en próxima entrada.

Esta torre presenta excepcionalmente una planta cuadrada, como la torre del Rocadillo, fórmula anacrónica en esa época pues ya se había decidido que la construcción de estas torres vigía debían ser troncocónicas para mejor responder a la artillería. También presenta elementos defensivos de inspiración medieval, como las ladroneras que defendían la parte central de sus muros y, por tanto, controlaban su único acceso, en la facha noreste.
La torre cuenta con una sola estancia, cubierta por bóveda vaída de ladrillo de cinco metros de altura. El ingreso a esta estancia se abre a siete metros de altura, siendo la torre maciza hasta esa altura. El acceso se efectuaba por una escala de cuerda que, recogida desde el interior, garantizaba cierta protección para sus ocupantes. En el muro opuesto al de acceso se abre un ventanuco que mira al mar.

Dispone de un hogar de chimenea en el muro noreste, con el tiro caído como consecuencia de actos vandálicos, con salida en el terrado por una discreta abertura en el suelo. La escalera que conecta la estancia y la azotea es helicoidal, con arranque en el muro suroeste. Consta de peldaños individualmente tallados en piedra ostionera. Desembocaba en un garitón que también ha sucumbido a las agresiones de visitantes.
Tiene once metros actualmente, a los que habría que sumar uno más correspondiente al desaparecido pretil de la azotea. Este edificio presenta zarpa en la base que aflora escasamente un metro del arenal en que se asienta. El edificio se mantiene en buen estado, a pesar de levantarse en suelo arenoso. Cuando la visité estaba rodeada de un parque con jardines.
Localización: 36.17537, -5.43132