A comienzos del siglo XVII las defensas de las rías de Corcubión y Camariñas se limitaban a pequeñas trincheras con dos o tres piezas de artillería. Insuficientes para hacer frente a las frecuentes incursiones de corsarios franceses e ingleses, encuadrados en los continuos enfrentamientos y/o alianzas de la corona de los borbones con otras naciones europeas, dentro de los avatares de un imperio que ya empezaba entonces a dar evidentes señales de agotamiento. De hecho, se tiene constancia de numerosos desembarcos corsarios. Por ejemplo, en Camariñas, en 1655, desembarcaron los holandeses y hasta se llevaron los dos cañones que allí había.

Sólo la existencia de un buen sistema de atalayas y fachos existentes aliviaba la preocupación de la población ante los ataques corsarios, al menos podían correr hacia el interior
No fue hasta el siglo XVIII, en tiempos de Felipe V, cuando se empezó a diseñar un plan defensivo de las Rías de Camariñas y Corcubión, obligada parada de las expediciones que se dirigían al Norte de Europa.
Se programaron en principio tres fortificaciones, el «Castelo do Cardeal» en Corcubión, el «Castelo do Príncipe» en Ameixenda (Cee) y el «Castelo do Soberano» en Camariñas. También se propusieron entonces otros dos más en las puntas de “Espiño” y del “Agro”, que no llegaron a hacerse.

Para 1740 los tres estaban en obras bajo la dirección de Lana Ferrieri. Pero las obras pronto quedaron paralizadas por falta de fondos. Las obras se reemprendieron en 1751 bajo la dirección de los ingenieros militares Francisco Llovet y Miguel Marín. Luego fue el ingeniero Carlos Lemaur el que las finalizó en 1755, comenzando en 1757 las del «Castelo de San Carlos» en Fisterra que sólo quedaría acabado diez años después, en 1767.
Castelo do Cardeal – Corcubión.
El Castillo del Cardenal en Corcubión es el más grande de los cuatro citados, con capacidad para 17 cañones y 96 hombres. Su tipología es la propia de los pequeños fuertes abaluartados renacentistas. El del Cardenal dispone de hornabeque, con entrada por el baluarte central. Es destacable su gran plaza central. Tiene dos garitas poco labradas y de planta circular en los ángulos salientes.

En 1809 tanto este Castillo como su oponente en la ría, el del Príncipe, fueron quemados por las tropas napoleónicas. La antigua fortaleza estuvo en manos públicas hasta 1950, cuando lo compró el médico falangista Manuel López Sendón, quien ostentó cargos como jefe provincial de la Falange Española en 1939, y consejero nacional del Movimiento por A Coruña en 1955.

Hoy ambos castillos están a la venta y muy bien conservados, pero, lamentablemente, no se pueden visitar -incumpliendo las leyes que los obligan a ello-, ni apenas visualizar dada su situación.
Castelo do Príncipe – Cee
Sus cañoneras estaban dispuestas de manera que cursaba fuegos con el Castillo del Cardenal, en la otra orilla de la ría. Responde a la tipología de batería circular con hornabeque. Contaba con 12 piezas de artillería y 88 hombres. A su amplio adarve se asciende por una rampa y dos escaleras de piedra. Un gran edificio contenía los servicios logísticos y los acuartelamientos.

En 1894 el Estado se deshizo de esta fortaleza, junto con otros muchos bienes, debido a los problemas de liquidez derivados de guerras como la de Cuba y al cese de la actividad bélica y corsaria que imperó durante la centuria anterior en las costas gallegas.
Hoy, igual que el de El Cardenal se encuentra a la venta, y su estado de conservación es excelente.
Vídeo Castillo del Príncipe: https://youtu.be/VSC56INenUE
Castelo de San Carlos – Fisterra
Este castillo es el más pequeño de los que se construyeron en esa época en las rías de Corcubión y Camariñas. Se trata de una pequeña fortificación de forma irregular para poder adaptarse a las exigencias del terreno rocoso ya que se encuentra al borde del mar. Tenía tres troneras en tres direcciones y una nave central para la tropa. Durante la invasión napoleónica fue incendiado y después de muchos años fue vuelto a reconstruir. El castillo pasó a tener un carácter cultural, benéfico y sanitario

Hoy en día alberga el Museo del Mar, en el cual se muestra una exposición permanente de las artes de pesca a lo largo de la historia, en una comarca cuyo devenir siempre estuvo marcado por la mano del mar. Merece la pena una visita.

Vídeo del Castillo de San Carlos: https://youtu.be/nIM7YFu_jW8
Castelo do Soberano – Camariñas
Como los demás fueron iniciados en tiempo de Felipe V, pero finalizados en el reinado de Carlos III. Esta batería estaba formada por una muralla con diecisiete troneras de cuatro metros de espesor y, un ángulo de tiro sobre la ría de 180 grados. Constaba de un recinto posterior, a modo de cañonera, para defender el frente de tierra, con un baluarte y dos medios baluartes, un foso ante ellos y, la entrada por la cara lateral del baluarte central. El muro defensivo abarcaba un frente de 120 metros repletos de aspilleras.

En otro de los desaguisados patrios, tras la Guerra Civil fue desmantelado y sus sillares fueron reutilizados para la construcción del muelle. Para traer la piedra se colocaron unos raíles desde el castillo hasta la villa y por medio de unos vagones transportaron, poco a poco, toda la sillería de la batería del Soberano. Por eso hoy sólo podemos contemplar sus restos.

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