Seguimos camino de Lisboa por la Avenida Marginal. Y llegamos al hermoso fuerte de «Santo António da Barra», llamado así por referencia a un monasterio franciscano próximo, aunque también se le suele denominar «Forte Velho» al ser uno de los primeros construidos en la zona.
Se trata de un fuerte construido durante el reinado en Portugal de Felipe II de España. Para aquel rey, el desembarco de sus propias tropas al mando del Duque de Alba en Cascais en 1580 y su rápida marcha sobre Lisboa, que permitió la incoporación de Portugal a su corona, demostraron la fragilidad de la línea defensiva de la barra del río Tajo.
Por eso, Felipe II encomendó en 1586 al arquitecto e ingeniero militar napolitano fray Giovanni Vicenzo Casali -encargado de las obras de ampliación de la Torre de Belém y de la construcción del fuerte en el Bugio- que llevara a cabo un estudio para mejorar el sistema defensivo de la barra de Lisboa amenazada por los corsarios holandeses e ingleses.
Enviados varios diseños por Casali, en 1590 el soberano autorizó la construcción del fuerte, que en 1591 estaba finalizado y operativo. En 1642, cuando la corona portuguesa inicia la reforma de las fortalezas existentes a lo largo de la costa atlántica, fue modificado su diseño inicial. Sin embargo, dada su exposición marítima, esta fortaleza fue sometida a continuas reparaciones hasta que, ya a finales del siglo XIX, en 1889, cuando pierde definitivamente su valor militar, es utilizado como puesto de la Guardia Fiscal.
A partir de 1915 el fuerte pasa a servir de Campo de Vacaciones del «Instituto Femenino de Educación y Trabajo de Odivelas» y, más adelante, después de obras generales en su estructura, fue residencia de verano del dictador António de Oliveira Salazar. Aquí fue donde en 1968 sufrió un accidente que lo incapacitó y finalmente acabó con su vida.

Después de esta fecha el espacio continuó bajo el Ministerio de Defensa Nacional, usándose como colonia de vacaciones hasta 2015. Después de este año siguió un período de lamentable abandono y vandalismo sólo interrumpido en 2018 por la denuncia de las asociaciones de defensa del patrimonio. Hoy se ha recuperado mediante un protocolo celebrado entre el Ayuntamiento de Cascais y el referido Ministerio y es visitable.
Descripción
Con una planimetría poco usual respecto al el modelo habitual de las fortalezas de la barra del Tajo, este fuerte tiene planta estrellada con cuatro baluartes angulares.

A lo largo de las caras de los baluartes orientados al mar se desarrolla una construcción amurallada, de planta rectangular, que sirvió de batería baja. El acceso al interior del recinto fortificado se hace por una entrada en el muro sureste precedida por un puente que fue en tiempos levadizo.
En el centro de la fortaleza se implanta una estructura formada por dos edificios alargados de tres pisos unidos por un ala cubierta. Fue en estos edificios que originalmente se situaron las casamatas abovedadas, los almacenes y otras dependencias necesarias para la vivencia de las tropas, además de la casa del gobernador. En esta ala cubierta se ubica una pequeña capilla de invocación del santo patrono.
El Fuerte de Santo António cuenta además con una batería alta orientada al sur y un conjunto de garitas en las esquinas de los baluartes. En el exterior se dispone un amplio foso con contraescarpa, camino cubierto y explanada hoy arbolada.
