Finalizamos nuestro recorrido por el distrito de Braga por la imprescindible Guimarães. Como hemos dicho en otro lugar de este blog, Guimarães ocupa un lugar destacado en el origen de Portugal pues aquí nació -en 1111- el que sería primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques. En sus proximidades tuvo en el año 1128 la Batalha de S. Mamede donde D. Afonso venció a las tropas leonesas encabezadas por su madre, Dña Teresa, y el conde gallego Fernão Peres de Trava, que pretendía controlar el condado portucalense. Esta victoria permitió abrir el proceso que llevaría la creación del reino de Portugal, habitualmente fechada en 1143, cuando se firmó el Tratado de Zamora entre D. Afonso Henriques y su primo, Alfonso VII de León y Castilla. Fue en 1179 cuando D. Afonso fue coronado como primer rey de la naciente nacionalidad. Por eso la ciudad es conocida como “Berço da Nacionalidade”, como orgullosamente muestra el gran letrero colocado en la Torre de Alfândega “Aquí nasceu Portugal”.

Pero los orígenes de Guimarães son anteriores. Hay que remontarse al siglo X, cuando la población recibía el nombre de Vimaranes, perteneciendo al reino de León. Es en ese siglo -en torno a 950- cuando la condesa Mumadona Dias ordena la construcción de un Monasterio y más tarde, en la segunda mitad del siglo, de un castillo con objeto de defender la población y el centro religioso. Ambos se convierten en los polos de asentamiento de la población de Vimaranes.
Aunque la expansión urbana supuso la destrucción de las murallas medievales a finales del siglo XIX, el trato respetuoso y ordenado de las transformaciones operadas permitieron la perfecta conservación del Centro Histórico, que junto a su papel fundamental en la historia del país y su amplia y variada representación arquitectónica llevaron a la UNESCO a declarar este centro histórico Patrimonio de la Humanidad en el año 2001.

Merece la pena detenerse en Guimarães. Si se dispone de posibles hay que alojarse en una de las Pousadas más encantadoras de Portugal, el Monasterio barroco de Santa Marinha en la ladera del monte. Visitar sus monumentos, admirar la arquitectura, ver sus azulejos, entrar en el restaurado castillo, visitar el Palacio de los Duques de Bragança, los restos de muralla… Y sobre todo callejear, vivir su ambiente universitario, ver sus comercios de siempre y entrar en sus pastelerías. Una gozada.
El castillo de Guimarães
Se trata sin duda de uno de los monumentos más representativos del imaginario medieval portugués. Como se ha dicho, su construcción inicial se remonta a mediados del siglo X, cuando la Condesa Mumadona Dias, mandó edificarlo para defender el Montasterio de Santa Maria de Guimarães de los ataques de musulmanes y normandos.
Fotos antiguas y grabados del Castillo de Guimarães del siglo XIX
Poco se conoce de aquella primitiva fortificación. D. Afonso Henriques, que había nacido en este castillo en 1111, estableció su corte en Guimarães, por lo que, para fortalecer su capacidad defensiva, tuvo que demoler parcialmente la original construcción de Mumadona, ampliando el área ocupada con nuevos y más potentes muros, con técnicas ya próximas a la tipología románica.
La imponente Torre del Homenaje, que hoy tan singularmente caracteriza el monumento, fue, en cambio, construida en época más tardía, ya en la segunda mitad del siglo XIII. De la reforma entonces efectuada datan también los ocho torreones y una parte significativa de las murallas de la ciudad, que arrancan, precisamente, de los torreones.
Estas obras estarían concluidas durante el reinado de D. Dinis, antes de 1322, cuando la ciudad con su alcaide Mem Rodrigues de Vasconcelos resistió el asedio de las tropas del infante D. Afonso.
La llegada de la guerra artillera a partir del siglo XV provocó una larga decadencia de la fortaleza. Tanto así que el siglo XVI se instaló la prisión de la ciudad y en el XVII fue pajar real y cantera.

El siglo XIX fue, sin duda, el más desastroso período para el monumento. El estado de ruina del Castillo aumentaba cada día y en 1836, uno de los miembros de la Sociedad Patriótica Vimaranense (asociación creada para promover los intereses progresistas locales) defendió la demolición del Castillo y la utilización de su piedra para adoquinar las calles de Guimarães, ya que la fortaleza había sido usada como prisión política en el tiempo de don Miguel. Tal propuesta, afortunadamente, nunca fue aceptada. 45 años después, en 1881, se clasificaba el Castillo de Guimarães como el único monumento histórico de primera clase en toda la región del Miño. En 1908 fue clasificado como Monumento Nacional.
A partir de 1937, durante la Dictadura, se inició una extensa campaña de restauración del Castillo, que culminó con su reinauguración en 1940 en el marco de la conmemoración de VIII Centenario de la Fundación de la Nacionalidad.
Descripción

El castillo presenta planta pentagonal con su muralla reforzada por ocho torres de planta cuadrangular. El acceso principal al patio de armas delimitado por la cerca se realiza por el centro del paño oriental de la muralla, protegido por dos torres. La puerta de la traición se sitúa en el extremo norte de la muralla oeste del mismo modo protegida por dos torres. Interiormente la muralla está recorrida por un adarve y coronada por almenas y merlones.
Torre del Homenaje
En cuanto a la Torre del Homenaje tiene planta cuadrangular con 27 metros de altura y con tres pisos. El acceso se hace a nivel del segundo piso por un estrecho pasadizo de madera que comunica con el adarve.
Las murallas de Guimarães

Hasta el siglo XIV Guimarães estuvo constituido por dos núcleos urbanos independientes. Uno, el burgo alto, desarrollado en torno al castillo; y otro, la villa baja, organizado en torno a la Colegiata.
No fue hasta mediados del siglo XIII, durante el reino de Afonso III, cuando se dota a los dos burgos de una única estructura defensiva. Las obras tuvieron una gran duración provocada por la amplitud del proyecto realizado. Comenzadas en torno a 1265 no finalizaron hasta 1318.

La construcción de la cerca amurallada obligó a la demolición de los conventos de San Domingo y San Francisco, lo que prueba la importancia que la corona dio a esta obra. Ocho puertas, y posiblemente nueve torres definían un circuito militar de unos 2km de perímetro aproximadamente.

En los años siguientes, la doble muralla de Guimarães resistió a tres cercos: en 1322, cuando el Infante D. Afonso guerreaba a su padre, D. Dinis; en 1369, cuando las tropas de Castilla, comandadas por Enrique II, invadieron el Entre-Duero y Miño; y en 1385, cuando D. João I, montó cerco a los resistentes vimaranenses. D. João I unificó en 1389 la jurisdicción de las dos comunidades (alta y baja) en un solo municipio denominado a partir de entonces Guimarães. Físicamente quedaron unidas cuando en 1420 se demolió la muralla interna que las dividía.
Como respuesta al crecimiento urbano, en la habitual ilusión de progreso de una modernidad poco respetuosa con el patrimonio, en los siglos XIX y XX gran parte del perímetro fue demolido al igual que casi todas las torres y puertas, utilizándose sus piedras como cantera.

No obstante, se conservan todavía algunos tramos bastante importantes. Uno de ellos, el más extenso, corre a lo largo de la actual Avenida Alberto Sampaio, y se desarrolla prácticamente desde el castillo. El segundo está asociado a la Torre de la Alfândega, que era la torre más meridional de la cerca y la más alejada del castillo. De todas formas, aunque una gran parte de las murallas ha desaparecido, el perímetro es una evidencia en la vista aérea del casco urbano.
Muy bueno, felicitaciones!
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Obrigado
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