Penamacor es una bonita ciudad del distrito de Castelo Branco. Junto a su patrimonio y a los muchos productos que animan su visita, es de destacar que en la Reserva Natural de la Sierra de Malcata, creada en 1981 para intentar rescatar al lince ibérico que históricamente habia poblado la zona, por lo se ha puesto en marcha un interesante proyecto de reintroducción.
Aunque son muchos los restos prehistóricos y romanos existentes en el municipio, en la propia de ciudad de Penamacor no hay testimonios escritos o arqueológicos de ocupación anterior al siglo XIII. Los dominios de la zona habían sido donados a los Templarios por Sancho I en 1189 en la persona de su Maestre Gualdim Pais.
Su particular situación sobre un cabezo rocoso desde el que se contempla el castillo de Monsanto animaría al Temple a construir una fortificación en el lugar en la transición del siglo XII al XIII. Sancho I había concedido el Foral en 1199 y luego, en 1262 ante el progreso de la población, Afonso III concedió la autorización de Feria.
De aquel antiguo castillo medieval es muy poco lo que queda. Los restos que han llegado a nosotros ya tienen una cronología posterior. Se sabe que durante el reinado de D. Dinis, en el tránsito del siglo XIII al XIV, se llevaron a cabo obras entre las que destacan la Torre del Homenaje y un nuevo amurallamiento. En los reinados de D. Fernando y D. João I se levantó la barbacana.
El principal elemento de estos restos es la majestuosa Torre del Homenaje que domina todo el paisaje de Penamacor y que erróneamente algunos denominaron Torre Vigía. Es una estructura de planta cuadrangular regular, con entrada elevada sobre el suelo que requería el uso de una escalera extraíble. Muestra un aspecto muy sólido y cerrado, con pocas ventanas.

Está coronada uniformemente por matacanes asentados en ménsulas, que es una solución militar relativamente rara en Portugal, que corresponde a una intervención llevada a cabo a principios del siglo XVI, ordenada por Manuel I y a cargo del maestro cantero João de Ortega. Por ello, cuando Duarte d’Armas dibuja la fortaleza en 1509 testifica que la Torre aún no estaba finalizada en esos momentos.


Estos dibujos de Duarte d’Armas nos muestran un burgo todavía típicamente medieval, ceñido por una fuerte muralla almenada en todo el perímetro y con barbacana en los lugares más vulnerables. En la vista tomada desde el norte es visible una parte del arrabal en franco desarrollo, así como la actual Torre del Reloj (sin el reloj, que, naturalmente, no existía por entonces), albarrana que reforzaba la defensa en el área de la principal puerta de la villa. La capilla que se ve en esta vista en primer plano es la de S. Sebastián, desaparecida en el siglo XIX. En esta vista desde el norte, al fondo, el dibujante refleja el castillo de Monsanto.

En el interior de la cerca, tanto en la vista norte como en la sur, sobresale la alcazaba, situada a levante mirando a Castilla como convenía, con la bandera desplegada en la Torre del Homenaje, que como se ha dicho no estaba acabada en el momento de la visita del dibujante.

Adosada a la muralla medieval, la que hoy es Torre do Relógio de Penamacor fue pieza importante en la defensa de las puertas de la villa. Su construcción se remonta, probablemente, a mediados del siglo XIV. Tiene numerosas inscripciones en el aparejo de cantería que son marcas de los canteros.
La torre es de planta cuadrada rematada con parapeto de almenas pentagonales. En el ángulo nordeste se encuentra el campanario con ventanas en arco donde se integran las campanas. El reloj circular que le da nombre se sitúa en la cara norte. Se encuentra rematado por largos pináculos en las esquinas y cubierta piramidal. No obstante, hay que señalar que tanto las actuales almenas como el campanario son resultado de la reconstrucción realizada a mediados del siglo XX para recibir el nuevo reloj carillón instalado en 1956, en sustitución del antiguo, que ya venía del s. XIX

En los siglos siguientes, el castillo fue objeto de profundas reformas. En 1568 se edificó la Casa da Câmara sobre la puerta Norte de la villa que actualmente acoge el Puesto de Turismo. Se trata de una especie de torre de tres pisos, cuya planta baja está ocupada por la entrada en el recinto amurallado, permitiendo que la Cámara controlara directamente a quien entraba y salía de la población.

Décadas después, durante la Guerra de Restauración de la Independencia, las murallas fueron reforzadas y parcialmente reconstruidas para adaptarlas a la defensa artillera. Bajo el mando del Marqués de Castelo Melhor, se construyeron seis baluartes alrededor de la anterior fortificación medieval, completados por tres medios baluartes. De estas fortificaciones abaluartadas apenas quedan restos aislados. El mejor conservado es el contiguo a la Casa da Câmara. En el lado sur despunta otro baluarte integrado en un afloramiento rocoso, junto al antiguo convento de Santo António. Hay otro en el Norte en el lugar del Cuartel de la Guardia Fiscal y en el Oeste el conocido como Reducto de Outeiro.

El proceso de destrucción y desmantelamiento del castillo se inició en el siglo XIX. En la centuria anterior, todavía hay noticias de mantenimiento de las guarniciones militares, pero su extinción, en 1834, precipitó la destrucción de todo el sistema militar. A partir de ese momento, el conjunto sirvió de cantera a diversas construcciones privadas. En 1867, se destruyó la puerta de San Antonio, y el municipio adquirió la piedra resultante; en 1874, Baltasar Pereira da Silva pidió autorización para desmantelar un baluarte. El proceso continuó en la primera mitad del siglo XX, quedando apenas lo que hoy podemos contemplar. Sólo en 1943 los habitantes de Penamacor empezaron a reconocer la importancia de su patrimonio con la instalación de un museo en el antiguo Ayuntamiento.
El conjunto del «Castelo e Cerca Urbana de Penamacor» fue clasificado como Monumento Nacional en el año 2013.
