Torre de Moncorvo ya se menciona en 1062, cuando su señor era Mendo Curvo, del que, por derivación fonética, podría derivarse su actual nombre. En ese primer momento esta aldea se menciona como parte del municipio Santa Cruz da Vilariça, cabeza de la comarca.
Pero podemos situar su creación como villa en la voluntad de D. Dinis cuando Moncorvo se convierte en municipio en 1285, incorporando a Santa Cruz da Vilariça y transformándose en la principal sede administrativa y militar de la zona.
El «Castelo de Torre de Moncorvo» comenzaría a partir de ese momento. De hecho, el propio rey D. Dinis se refiere en una carta en 1295 a la fortificación, lo que indica que las obras ya estarían en curso.

Pocos restos quedan de aquel castillo y de la cerca urbana que rodeaba la población. Se sabe que en 1337 se proyectó una barbacana. Y que en 1376 se construyeron ocho torres cuadrangulares, has las doce que llegó a tener la cerca apenas quedan restos. A partir de ahí comenzó el proceso de degradación y destrucción. Ya en 1530 se refiere que la cerca estaba derribada.
Pero fue el siglo XIX el más desastroso para la fortificación. En 1842, el Ayuntamiento ya lo consideraba irrecuperable y, como se ubicaba entre la villa vieja y la nueva cuyo acceso sólo era posible por una estrecha y empinada calle, el municipio proyectó su demolición. El proyecto preveía la construcción de un paseo público y la edificación de los nuevos Paços do Concelho en el lugar donde se situaba el castillo. Los restos del castillo fueron clasificados como Inmueble de Interés Público.
A pesar de las múltiples fases de destrucción por las que la fortaleza ha pasado, sus restos y la malla urbana, permiten reconstruir el aspecto general original que tendría.

Por un lado, la cerca urbana tenía forma oval -tan característica de los pueblos amurallados góticos- que integraba tanto la población, como el castillo. Tres puertas permitían el acceso al interior de la cerca. Las dos principales se situaban al norte (São Bartolomeu) y a levante (Nossa Senhora dos Remédios, o de la Vila); ambas puertas estaban flanqueadas por dos torres circulares. Una tercera puerta, al sur, se situaba junto al castillo siendo defendida directamente por éste y dando servicio al mismo, como principal bastión defensivo de la villa.

Por otro lado, el castillo propiamente dicho era de planta cuadrangular algo irregular, e íntegramente construido en granito, por oposición al esquisto de la muralla, lo que denota una mayor preocupación por la calidad y durabilidad de la construcción. Se ubicaba en la cima poniente del pueblo y sus murallas interiores estaban libres de cualquier edificación, lo que le aseguraba total independencia en caso de invasión de la localidad. La reconstrucción realizada por António Júlio Andrade, muestra una fortaleza con dos torres, una orientada al interior y la otra al exterior de la cerca, en tanto que el acceso se realizaba por una puerta de arco abatido orientada a levante.

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