Castelo e Cerca de Montemor-o-Velho

Situado en una posición dominante sobre la villa, en la margen derecha del río Mondego, el «Castelo e Cerca Urbana de Montemor-o-Velho» integraba la llamada “Linha do Mondego” en la época de formación de la nacionalidad portuguesa. Fue una de las más importantes fortificaciones de esa línea, y de las mayores del reino de esa época, pues podía acuartelar hasta cinco mil hombres en armas.

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Sello 1986

En la Edad Media

Montemor-o-Velho, puerto fluvial-marítimo de gran importancia en la época, fue objeto de conquistas y reconquistas a lo largo de los siglos IX a XII, pasando de unas a otras manos cristianas o musulmanas.

Madalena Canas
Foto Madalena Canas

Las primeras referencias documentales a la población y su castillo se remontan a su conquista por Ramiro I de Asturias y su tío, el abad Juan del Monasterio de Lorvão en 848. En ese mismo año resistió con éxito el cerco al que le sometió el emir omeya de Córdoba, Abderramán II (822-852).

Pero cayó de nuevo en manos musulmanas en la ofensiva de Almanzor en 991. Y de nuevo recuperada por los cristianos bajo el mando de Mendo Luz en 1006. Volvió a ser reconquistada por los musulmanes en 1026, para de nuevo caer en manos cristianas en 1034 bajo el mando de Gonçalo Trastamariz.

De vuelta a manos musulmanas, volvió a ser conquistada por Fernando I de León en 1064 que incorporó definitivamente al reino Coimbra y toda la región del Mondego.

Montemor-o-Velho-7Las fuentes coetáneas hablan, al referirse a la primitiva fortificación arrasada por los musulmanes, del abandono y la vegetación que cubría las ruinas. Por ello, en 1088 el rey Alfonso VI de Castilla y León ordenó la reedificación del castillo y concedió la carta foral a la villa en 1095 para fomentar su repoblación

En esta época el río Mondego hacía de frontera entre el norte cristiano y el sur musulman, por lo fue construida una línea de fortificaciones que incluía los castillos de Avô, Penacova, Lousã, Coimbra, Penela, Soure y Montemor. Todos los cuales veremos en este blog (el de Penacova ya no existe).

Montemor-o-Velho-10En 1109 Dona Teresa y su hijo, D. Afonso Henriques, habrían ordenado nuevas reformas en el Castillo. Por su parte el Infante D. Pedro ordenó su ampliación.

Para 1212 ya consta el nombre de Montemor al que se añadió O-Velho, cuando Sancho I reedificó la villa alentejana de Montemor (O-Novo).

La población fue creciendo, acompañando el aumento demográfico que se produjo por todo el Bajo Mondego, con nuevas tierras para cultivo y creación de nuevas aldeas. Además de los señores regios, los terrenos del municipio se distribuían por las principales instituciones eclesiásticas de la región (Monasterio de Santa Cruz de Coimbra, Monasterio de Santa Clara, Monasterio de Lorvão).

El Castelo de Montemor fue protagonista de numerosos conflictos que enfrentaron a las familias reinantes. Por ejemplo, el cerco a que fue sometido en 1211 por Afonso II al haberse refugiado aquí su hermana Dona Teresa. O en 1245 entre Sancho II y Afonso III. En 1322 el castillo desguarnecido fue tomado por las fuerzas del infante Afonso en su rebelión contra su padre Dinis I

En 1516 D. Manuel I dota a Montemor-o-Velho de un nuevo Fuero, un documento que resulta de particular importancia para analizar cómo se desarrollaba la vida de las gentes de la zona en los inicios del siglo XVI. En esta época se produce otro momento de prosperidad que perduraría hasta el siglo XVII, al introducirse en los campos del Mondego el cultivo del maíz traído de América.

Del siglo XVII hasta hoy

La decadencia de la zona comienza a comienzos del siglo XVII y se prolonga en el siglo XVIII. En 1771 disminuye el término municipal al ser elevado Figueira da Foz a la categoría de villa.

La introducción del cultivo del arroz da un nuevo impulso económico a la zona al convertirse en una de las principales fuentes de riqueza del municipio.

Durante el Guerra Peninsular a comienzos del siglo XIX el castillo fue ocupado por las tropas francesas de Jean-Andoche Junot, entre 1807 e 1808. Y en 1811 las tropas en retirada del mariscal André Masséna saquearon la villa y su castillo

A mediados del siglo XIX el castillo fue saqueado por la población para el reaprovechamiento de sus piedras. Y ya en 1877, una de las torres fue adaptada como “Torre do Relógio”.

El “Castelo e cerca urbana de Montemor-o-Velho” fue clasificado como Monumento Nacional en 1910. Y en 1929 António Rodrigues Campos emprendió una campaña de preservación y restauración.

A lo largo del siglo XX se han producido diversas campañas de reparaciones, consolidación y restauración del conjunto.

Descripción

El conjunto presenta planta irregular, adaptada al terreno y está compuesta por un castillo o castillete propiamente dicho, una cerca principal, una barbacana envolvente, un cercado del lado norte y un reducto inferior, al este.

Planta
Planta de Montemor-o-Velho. Fuente SIPA y elaboración propia

El castillete es un reducto construido a partir del aprovechamiento del espacio angular entre la torre de menaje y la cortina norte, reforzada por cuatro cubos, de planta cuadrada y semicircular, dos de los cuales disponen de aberturas en arco roto.

La torre del homenaje, situada al sureste, presenta planta cuadrada, seguida de muro con cuatro torres, dos de ellas con aberturas en arco roto. En la cerca principal se alzan 5 torres.

La barbacana es un muro bajo sin torres, donde se abre dos puertas: la Porta da Peste, por el lado sudeste, vecina de la Torre del Homenaje, que sustituye a la arruinada puerta principal; y la Porta da Nossa Senhora do Rosário, abierta al sur y remodelada posteriormente.

En la ladera noroeste se encuentran los paños de muralla que descienden desde la barbacana. Estas dos cortinas se erigen perpendicularmente al cuerpo del castillo y acaban en robustas torres de planta cuadrada.

En el sector sudoeste se encuentran las ruinas antiguo Pazo señorial, que se prolongaba en el área de la barbacana

En el interior del castillo se encuentran la Iglesia de Santa Maria da Alcáçova, la Capela de Santo António, y la iglesia da Madalena. También subsisten las ruinas de la Capela de S. João.

La leyenda del Abade João

La tradición local refiere que, en el siglo IX en el tiempo del  tiempo del Abade João, el castillo fue rodeado por las fuerzas del califa de Córdoba, bajo el mando de un cristiano renegado, García Ianhez-Zuleima. En número inferior, los defensores del castillo, con gran dificultad en sostener la defensa, deliberaron dar degollando a los demás, incluso a sus parientes, a fin de ahorrar el cautiverio y las previsibles afrentas de los moros. Habiéndolo así realizado, arremetieron contra el enemigo superior, dispuestos a morir en combate. Lo hicieron, sin embargo, con tal ímpetu, que lograron la victoria.

Más tarde, en el siglo XVIII, bajo el reinado de João V de Portugal, la tradición se enriqueció con un desenlace piadoso: los familiares de los defensores, resucitados por milagro, salieron del castillo al encuentro de los vencedores. En la iglesia local la imagen de Nossa Senhora da Vitória, con una cicatriz roja en el cuello, evoca el milagro.

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