El conjunto del “Castelo e Forte de Mourão” se sitúa en un promontorio dominante sobre la población en la margen izquierda del Guadiana, situado casi frente a la fortificación de Monsaraz, más al norte en la margen derecha. Tras la construcción del pantano de Aquelva, se ha convertido en un extraordinario mirador.
Antecedentes
En la zona de Mourão se han descubierto abundantes registros de presencia humana desde el período prehistórico. Lugares como la Barca, la Quinta de la Fidalga y Agualta, el Mercador y el Puerto de las Carretas, entre otros, atestiguan tal presencia, visible en las industrias líticas, en los restos de cerámica, en las impresiones de arte rupestre y en los monumentos megalíticos, como la Anta de la antigua fábrica de celulosa.
Durante el período romano, la presencia más marcada en el territorio de Mourão es el sumergido Castillo de la Lousa, construcción fortificada del período romano cercana a la aldea de la Luz (siglo I aC).
La aldea medieval origen de la actual Mourão podría ser la llamada Villa Velha, que también quedó sumergida por las aguas del pantano construido en el Guadiana.

El castillo medieval
De la primitiva ocupación del promontorio donde se sitúa el castillo poco se sabe. De hecho, las primeras noticias que se tienen sobre el mismo se refieren a la conquista a los moros por las fuerzas de Afonso I en 1166. Y que a partir de ahí se despobló, hasta la instalación de los monjes de la Orden de San Juan de Jerusalén en 1226.
En el siglo XIII la región fue disputada entre los reinos de Portugal y de León, a semejanza de lo que ocurría con la línea fronteriza del río Côa. De este modo, la localidad pasó por distintos títulos de posesión.
Sancho II de Portugal donó sus dominios a los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén (Hospitalarios), recibiendo su prior en la época, D. Gonçalo Viegas, la primera carta de foral a la villa, su pueblo y defensa en 1226. Datará de este período la construcción (o reconstrucción) de la fortificación, cuyo estado previo no se conoce.
En 1271 el señorío de Mourão y las villas de Serpa y Moura pasaron a la posesión de Alfonso X de Castilla por el acuerdo firmado en esa fecha en Murcia y confirmado en 1281 en San Esteban de Gormaz.
Mourão volvería a manos portuguesas en 1297 con la firma del Tratado de Alcañiz entre Portugal y Castilla que delimitó y fijó la frontera entre ambos reinos
Cuando en 1313 D. Dinis dona la villa a D. Raimundo de Cardona y a su esposa, D. Beatriz, pone la condición de que no se construyera ninguna fortificación, lo que indica que las estructuras defensivas señoriales amenazaban el dominio de la corona. Finalmente, en 1317 la villa pasa a dominio de la corona taras varios avatares mercantiles. Bajo la posesión de D. Dinis el primitivo castillo fue reformado pasando a contar con tres torres.
Pero el actual castillo fue erguido durante el reinado en Afonso IV en torno a 1343 a cargo del maestre alarife João Afonso, conforme atestigua la inscripción epigráfica existente junto al portón de armas.
En la crisis de sucesión de 1383-1385 la villa y su castillo tomaron parte por el Mestre de Avis, futuro João I de Portugal. Durante el reinado de Manuel I entre 1498 y 1541 tuvieron lugar campañas de reconstrucción del castillo en las que intervinieron Diogo y Francisco de Arruda, maestros de obras regias. También en esas fechas, en el siglo XVI, se edifica la iglesia matriz en el interior del recinto amurallado. Es de esa época el grabado de Moura de Duarte de Armas.

La fortificación abaluartada
Si durante la crisis de sucesión en 1580 la villa y el castillo se adhirieron a Felipe II de España, en la Restauración de la Independencia en 1640, su alcaide Pedro Mendonça Furtado, fue de los primeros en ondear en el castillo el pendón de João IV
En el contexto de esta guerra, en 1657, la plaza fue asaltada y arrasada por las fuerzas españolas. Por ello al año siguiente se inició una profunda remodelación de sus defensas a cargo de los arquitectos militares franceses Nicolau de Langres y Pierre de Saint-Colombe.
Según la concepción de la época se construyó un doble cinturón de murallas adaptadas al tiro artillero. Se construyeron cuatro baluartes, revellines y foso, de los cuales hoy quedan apenas vestigios. Una nueva campaña de reparaciones se realizó en 1661 con la financiación de la Cámara Municipal de Évora.
Luego, en 1663, bajo diseño del arquitecto João Nunes Tinoco, se construyeron 6 atalayas en la cima de los cerros que flanqueaban la fortaleza. Estas torres se situaron en los lugares elevados de Atalaia de Cuncos, Atalaia das Ferrarias, Atalaia da Meada Alta, Atalaia do Meio, Atalaia da Abegoaria e Atalaia da Coxa, encontrándose todas ellas hoy en estado de ruina.
Entre 1950 y 1977 el Castillo pasó a propiedad de la Cámara Municipal de Mourão y fue clasificado como Inmueble de Interés Público en 1957. Durante toda la mitad del siglo XX se produjeron campañas de restauración y consolidación del conjunto del castillo.
Descripción somera del castillo medieval
El castillo es típico de arquitectura militar regional, con murallas propias del siglo XIV, de planta trapezoidal irregular, recorridas en su cima por adarve, coronadas por merlones y provista de cubos y torres, algunos sin remate y cubiertos por terraza.
En el paramento más extenso, orientado hacia el norte, existen dos cubos centrales y otros dos en las esquinas, todos semicilíndricos, además de un torreón cuadrangular saliente al noroeste.
En la fachada orientada al oeste se abre una puerta protegida por dos torreones cuadrados. Por su parte la fachada sur es interrumpida ostensiblemente por la Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación; en la misma fachada existen a la izquierda dos torres avanzadas y a la derecha en la esquina sureste hay otro torreón que empareja con una torre de campana, ambas cuadrangulares, entre las que se abre una puerta en arco lleno, levemente apuntado, coronada por piedra de armas, que da acceso al interior del recinto.
En la plaza de armas, al suroeste, adosada a la cabecera de la iglesia, se levanta la torre del homenaje, de planta cuadrangular. Al este se abren los depósitos de agua. Adosadas al paramento norte de la muralla se sitúan las ruinas de la Casa del Gobernador.
Leyendas de Mourão
Si todas las tierras tienen una leyenda, la de Mourão es curiosa: los primeros habitantes se habrían instalado junto al río, de donde fueron obligados a huir a causa de los sucesivos «ataques» de hormigas, que llegaban a matar a los recién nacidos. Todas las leyendas tienen algo de verdad y ciertamente la primera villa (Villa Velha hoy sumergida) estaba al pie del Guadiana, pero tenía imposible defensa y el sentido común dictó el cambio a un punto más alto.
Otra de las leyendas que se oyen contar por los más viejos reza que en Mourão habría pernoctado a D. Sebastián, camino de Alcácer-Quibir, para pedir protección a la patrona, la señora de las Candeias. De poco le valió, vista su prematura muerte en aquella batalla de Alcácer-Quibir.
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