Monsaraz se yergue sobre el monte de su nombre cercado al río Guadiana y hoy a la presa de Aquelva. Las “Fortificações de Monsaraz” mezclan elementos medievales -recinto amurallado y castillo- y baluartes del siglo XVII.

Antecedentes
Está acreditada la primitiva existencia en este lugar por un castro prehistórico que fue sucesivamente ocupado por romanos, visigodos y musulmanes. De esa época proviene su nombre derivado del árabe “saris” (o “sharish”), que designa las jaras (“Xaras” en portugués), muy abundantes en los márgenes del Guadiana. Perteneció al reino musulmán de Badajoz
La conquista cristiana
La población fue inicialmente tomada por las fuerzas de Geraldo Sem Pavor en 1167, pero fue recuperada por los almohades en 1173 y definitivamente conquistada por Sancho II con la ayuda de la Orden del Temple en 1232, que recibieron del rey estos dominios por ello. De esa época quedó la memoria del caballero templario Gomes Martins Silvestre, poblador de Monsaraz, cuya tumba se encuentra actualmente en la Iglesia Matriz de Santa María da Lagoa.

La Edad Media
Con el objetivo de favorecer la repoblación y defensa el rey Afonso III le concedió carta foral en 1276 estableciendo los límites del municipio. En este período, la acción de poblamiento de Monsaraz está ligada a la figura del caballero Martim Anes Zagallo, que se cree ejerció la función de alcaide del pueblo y su castillo, habiendo iniciado las obras de la nueva alcazaba, y también las de la primitiva Iglesia Matriz de Santa Maria da Lagoa y el tribunal gótico, cuyo interior alberga el fresco de «O Bom e o Mau Juiz».
Bajo el reinado de Dinis I de Portugal en 1310 se inició la reconstrucción de la torre de menaje y la ampliación de la cerca de la villa, estructuras que, con algunas modificaciones, son las que hoy podemos contemplar.
Habiendo quedado en manos castellanas en las guerras de sucesión, en 1385 el castillo fue conquistado por las fuerzas portuguesas bajo el mando del Condestable D. Nuno Álvares Pereira. Existe una tradición local según la cual, durante el cerco del Condestable al castillo y sospechándose la falta víveres de los sitiados, hizo soltar seis vacas en el exterior de la plaza, disponiendo a sus hombres ocultos cerca de la puerta. Cuando los sitiados salieron a capturar las reses, penetraron en la cerca de la villa, cerrando las puertas y progresando hacia el castillo, que conquistaron.
En 1422 Monsaraz pasó a integrar los dominios de la casa de Bragança. En 1512, D. Manuel I concede el fuero a la Villa de Monsaraz, remodelando la vida pública y jurídica de la misma
La fortificación abaluartada
Durante la Guerra de Restauración (1640-1668), João IV determinó la modernización de las defensas de las localidades cercanas a la frontera española, para adaptarlas a las nuevas armas artilleras con murallas abaluartadas. Era el caso de Monsaraz que, por su proximidad al Guadiana y la frontera española, se decidió en 1644 edificar una nueva fortificación del tipo Vauban alrededor de la misma. El proyecto de la nueva plaza de armas fue diseñado por los ingenieros franceses Nicolau de Langres y Jean Gillot, reformando su estructura y construyendo un recinto amurallado, intentando convertir la villa en inexpugnable, del mismo modo que habían hecho sus predecesoras Elvas, Juromenha, Olivenza o Mourâo.

La nueva cerca abaluartada previó en primer lugar el fuerte de São Bento, situado en el estratégico arrabal, en forma de estrella. Además de varios baluartes provistos de revellines y cortinas artificiales.

Estos planes incluyeron también la construcción de tres torres de vigilancia en el término de Monsaraz, una en São Gens, otra en la hacienda de las Pipas y la tercera en la hacienda de Ceuta.
Pérdida de la sede del Municipio
Durante el siglo XIX Monsaraz perdió su importancia estratégica y poco a poco económica. La condición de pueblo medieval acastillado, el fuerte crecimiento de las aldeas de Reguengos, situadas en una llanura de fácil acceso y el desarrollo de las actividades artesanales y vinícolas, junto con la fidelidad de la población de Monsaraz a los ideales miguelistas, que saldrían derrotados en la guerra civil de 1828 -1834, son factores decisivos que llevan a la transferencia de la sede de ayuntamiento a la Aldea de los Reguengos en 1838, donde se establece definitivamente en 1851. A partir de ese momento las fortificaciones fueron abandonadas y se arruinaron varios de sus elementos.
En 1946 y 1971 fueron clasificadas como Monumento Nacional para su protección las denominadas “Fortificações e todo o conjunto intramuros da vila de Monsaraz”.
Descripción de las fortificaciones
El conjunto presenta planta oval irregular alargada, orientada según un eje longitudinal nordeste-suroeste, constituida por el castillo de planta pentagonal, implantado en la cima suroeste, la cerca urbana amurallada y sistema fortificado de refuerzo abaluartado adosado al paramento sudeste de la cerca.
El castillo de Monsaraz
La Torre del Homenaje, construida en cantería de granito, conserva bóvedas ojivales en sus dos plantas: en la planta baja, la antigua cárcel, luego depósito de armas; en el piso superior se encuentra la sala noble de la alcaldía con amplia puerta gótica y ventana ya señalada en el dibujo quinientista de Duarte de Armas.
La cerca corre en línea de nivel de cota estable, apenas con dos cubos circulares en los vastos paramentos noroeste y sureste, abierta por cinco puertas en cantería de granito:
– La Porta da Vila al norte, en arco ojival, flanqueada por dos torreones semi-cilíndricos, el del poniente conocido como “Torre do Relógio”, obra tardía del reinado de D. Pedro II;
– La Porta de Évora, al noroeste, en arco ojival;
– La Porta da Cisterna o Porta do Buraco, a noreste, en arco pleno, cuya función era, como su nombre indica, la defensa de la cisterna;
– La Porta da Alcova en la parte sudeste, también de arco completo.
– La Porta do Castelo o da Alcobaça, al sur, también en arco pleno, actualmente cegada.
De izquierda a derecha: Porta da Alcova – Porta do Buraco – Porta de Évora – Porta da Vila
Toda la cerca está construida con la mezcla del esquisto, abundante en la región, granito, mortero de barro rojo y cal.
Ermita y Fuerte de São Bento
Aunque la planta del Fuerte de São Bento fue diseñada en forma estrellada, la morfología del terreno donde se implanta llevó a algunas alteraciones de su planimetría. Sobre él se encuentra la Ermita de São Bento de Monsaraz, abandonada y muy deteriorada
Baluartes
La nueva cerca abaluartada previó, además varios baluartes, como se ha dicho: el do Castelo, el de la Porta de Alcova, el de São João, el de la Porta da Vila y el del Poso do Rei. Todos ellos con revellines y cortinas artificiales que se extendían alrededor de la villa. En el baluarte de São João, se encuentra englobada la capilla de su nombre (llamada Cuba), que presenta una curiosa forma cúbica de evocación morisca.
Curiosidades
»» Una llave del castillo, ofrecida por la Junta de Freguesía de Monsaraz a Mário Soares durante su visita a Beja en 1987, se encuentra en la Fundación Mário Soares.
»» La Torre do Relógio sirvió de escenario para la novela histórica «As Horas de Monsaraz», de Sérgio Luís de Carvalho (1997).
»» Al entrar por la Puerta de la Vila, en el dorso izquierda, se vislumbran incrustadas en el dorso dos señales que son la vara y el codo, medidas usadas en la época medieval. Las medidas en la puerta nos dan una idea de la vida de la ciudad, pues ambas servían para medir los paños de los comerciantes que entraban en la aldea. La vara en Portugal y Brasil era la unidad básica de medidas lineales equivalente a 1,1 metros. El codo era usado regularmente por varios pueblos antiguos, entre ellos los babilonios, egipcios y hebreos. Se basaba en la longitud del antebrazo, desde la punta del dedo medio hasta el codo.

»» Alrededor de 1830 las antiguas edificaciones de la plaza de armas del castillo de Monsaraz se encontraban en adelantado estado de ruina debido al abandono del edificio militar. Los habitantes de Monsaraz comenzaron entonces a levantar su «plaza de toros”, aprovechando los materiales de esas antiguas construcciones y sacando piedras de las que necesitaban de algunos tramos de la muralla que también se encontraba en ruina. Desde entonces, es tradición la celebración de una corrida de toros en esta plaza durante las fiestas en honor del “Senhor Jesus dos Passos”.

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