Antecedentes
Situada en la zona de confluencia de varias aguas, la génesis de Lagos se encuentra asociada a actividades económicas relacionadas con el mar y su papel en las grandes rutas comerciales. Al igual que muchas otras situadas en estuarios de ríos, esa ubicación favoreció desde tiempos remotos el establecimiento de poblaciones que hacían de esta vasta ría interior su modo de vida. Los terrenos en que la ciudad vendría a asentarse están marcados por algunos elementos naturales, de los cuales se destacan tres colinas y dos riberas situadas entre ellas, en una pendiente suave expuesta hacia el este, junto a la barra de la Ribeira de Bensafrim. En esos terrenos se han encontrado evidencias de la presencia Fenicia durante prospecciones geoarqueológicas realizadas.
Inicialmente «Lacóbriga«, denominación de la ciudad en el período romano, se asentaba en una colina denominada Monte Molião, situada en la margen izquierda de la Ribeira de Bensafrim, en la que existiría un castro en torno al siglo IV a. C. En el siglo III ac, Molião estaría ya ocupado por ejércitos y colonos romanos y se integraba comercialmente en una red mediterránea, concretamente con la Península Itálica, el Norte de África y la Bahía de Cádiz, como prueban los vestigios de productos alimentarios de consumo y manufacturados que han sido hallados. Lacóbriga era una estructura urbana consolidada, con sus calles pavimentadas y protegida por murallas.
Durante el siglo I a. C. la ría interior comienza a ser fuertemente poblada por villas romanas y se inicia la ocupación de los terrenos de la actual ciudad de Lagos con industrias ligadas a la transformación del pescado. A partir del siglo II, posiblemente por la sedimentación de la ría, la población se traslada a la actual ubicación de Lagos. Entre los siglos III y IV la industria de preparados de pescado floreció en Lagos. La ocupación romana de Lagos, de carácter industrial, se asentaba en la franja ribereña situada entre las dos riberas.
Torre o cubelo da Ribeira
A partir de la ocupación musulmana en el siglo VIII tomó la denominación de «Zawiya«. Si bien las evidencias de fortificación musulmana son escasas, parece de lógica que tuviera una cerca dada la importancia de la ciudad. Al menos a partir de la conquista de la población por Abd al-Rahmman III, califa de Córdoba, en 929.
La población fue inicialmente conquistada por las fuerzas de Sancho I de Portugal (1185-1211) en 1189. Retomada en 1191 por las fuerzas almohades bajo el mando del califa Aba Yūssuf Yaʿqūb bien Yūssuf al-Mansur (1184-1199), fue reconquistada por D. Paio Peres Correia en 1241. Según las crónicas la ciudad conquistaba se encontraba en decadencia y con una población reducida.
La Cerca Medieval
Del mismo modo que se tiene muy escasa información de la fortificación musulmana, ocurre igual sobre los primeros siglos de la ocupación cristiana. Se sebe que se realizaron obras en los reinados de Afonso III de Portugal (1248-1279), Dinis I de Portugal (1279-1325) y de Afonso IV de Portugal (1325-1357).

La construcción de la cerca medieval, o su reedificación, según algunos autores, había sido iniciada en el reinado de D. Dinis, y «existe una carta del Sr. D. Afonso IV, escrita al senado de Lagos para continuar la obra de la muralla de la villa adentro, que le faltaban 500 varas» Las 500 varas que faltaban se referían a los paños de Poniente y Sur, referenciados en el reinado de D. Manuel como el «muro nuevo«.
Porta Sao Gonçalo
Con un área de aproximadamente 4,5 hectáreas (47.000 m2), tenía un perímetro de 850 metros y 4 puertas principales en el punto medio de cada uno de los paños, más una puerta de comunicación con la Ribeira dos Toros.
Quedan pocos restos de esta cerca. Los que existen están mayoritariamente constituidos por paños construidos con albañilería ordinaria de piedra y cal presentando algunos elementos en piedra, especialmente en esquinas y arcos. En algunas zonas se observa una gran variedad de materiales, como el tapial militar revocado o el propio ladrillo cerámico cocido, mostrando diferentes períodos de intervenciones y de reparaciones sueltas, a lo que no serán extraños los efectos del terremoto de 1755, que provocaron grandes destrozos, en especial en los tramos orientados hacia el mar.
Castelo do Governador
El tramo de muralla construido ya en el siglo XVI en el Largo de Santa María da Graça es una cerca típica de la arquitectura militar medieval, con sus muros aplomados y torres adosadas, con puertas con entrada con sifón exterior, protegidas por torres albarranas. Dispone de adarve y merlones, estos últimos colocados en una intervención de la DGEMN en 1960, que también procedió a la remoción de los revocos, situación que hoy provoca la aceleración del proceso de degradación del inmueble. Además, llevó a cabo la demolición de todos los elementos edificados que tenía adosados.
Lagos en la época de los descubrimientos
El aumento de la presencia de los portugueses en el Algarve, que se produjo desde el siglo XIV, y sobre todo el desarrollo del comercio en la región, que se convierte en un importante depósito de productos entre el Mediterráneo y el Norte de Europa, tiene como consecuencia el incremento de los ataques de los corsarios moros, que a menudo hacían saqueos en las propias ciudades. Para hacer frente a esta situación, «el rey D. Pedro concedió a los habitantes de Lagos el derecho de andar armados (…) la concesión regia de este privilegio da buena idea del ambiente de guerra latente que se vivía en Lagos”,
En 1444, Lançarote de Freitas, almacenista de la Villa de Lagos, funda la Asociación de Lagos, una «sociedad de explotación y comercio organizada para rescate y descubrimientos de la costa de Guinea», que congregará los principales corsarios de Lagos, como Soeiro da Costa, Gil Eanes, Vicente Dias y Esteban Afonso, entre otros, promoviendo expediciones a la costa Occidental de África para captura de esclavos. En los dos años que siguieron partieron más expediciones de Lagos con destino a Arguim (Mauritania) para traer esclavos. El volumen del tráfico negrero era tal, estimado en 700 a 800 esclavos traficados por año, que fue fundada una feria en Arguim, donde se intercambiaban trigo, tejidos y caballos por esclavos y oro, y que originó la creación en Lagos de la Casa de Arguim y de la Casa de Guinea para gestionar el negocio
En el reinado de D. Manuel se llevan a cabo varias obras en Lagos, destacando la construcción de la Gafaria (hospital de leprosos), de un Acueducto que abastecía a la ciudad desde Paúl, de unas atarazanas (área de reparación y construcción naval) y de una Casa de la Aduana y de las Sisas, ambas junto al actual Muelle de la Solaria.
La cerca renacentista
La ciudad conoce un desarrollo exponencial, extendiéndose hacia el Norte, hacia la Iglesia de San Sebastián. Este desarrollo urbano de Lagos es el que lleva al planteamiento de la construcción de una segunda cerca en la segunda mitad del siglo XVI, para hacer eficaz la defensa de la ciudad, muy amenazada en esa época por el corso norteafricano y francés
El trazado de la Cerca Renacentista está condicionado por dos factores fundamentales, concretamente la estructura urbana existente y, sobre todo, la topografía del terreno. De forma pentagonal, con su base implantada a lo largo de la Ribeira de Bensafrim, la nueva cerca integrará un área de cerca de 30 hectáreas (302.500 m2), absorbiendo la antigua Cerca Medieval, y un perímetro de 2.400 metros. Es una cerca muy bien adaptada al terreno, acompañando sus ondulaciones y sacando el máximo partido de los puntos que lo dominan.
La muralla, con una altura media de 8,00 metros, presenta el paramento inclinado para aumentar su resistencia y favorecer el rebote de los proyectiles, teniendo una anchura de 2,00 metros en la base y menos de 1,00 metros en la cima, con coronamiento triangular.
El proyecto de la muralla de Lagos distingue claramente entre los Baluartes y las Estancias (posteriormente llamadas Plataformas). Mientras el Baluarte se sitúa en los lugares en que la muralla conforma un vértice del pentágono, la Estancia se ubica en un punto intermedio de determinado paño. El Baluarte tiene una configuración pentagonal o en cuña y posibilita ángulos de disparo de 270 grados, presentando por regla general 4 cañones para disparo frontal y 4 cañones para tiro rasante. La Estancia tiene configuración cuadrangular y presenta por regla general 2 cañones para tiro frontal y 4 cañones más para tiro rasante. Tanto los Baluartes como las Estancias están provistos de oreja, para proteger sus caras laterales y las cañoneras. Además de las cañoneras, disponen de troneras alineadas para disparos de fusilería o arcabuces en sus caras orientadas hacia las puertas.
El tiro rasante es de importancia decisiva para la defensa de la muralla, ya que vino a resolver el problema del tiro de proximidad y de los ángulos muertos, anteriormente solucionado con cañones a varios niveles, lo que planteaba cuestiones de seguridad en relación con las situadas en el nivel inferior, necesitando de defensas complementarias como troneras y matacanes, siendo los baluartes del Rayo y San Cristóbal en Azemmour (Marruecos), autoría de los hermanos Arruda, un ejemplo paradigmático. El tiro rasante viene a resolver este problema, permitiendo cubrir los terrenos más cercanos a las murallas con cañones elevados, según el principio de que los terrenos adyacentes a cada baluarte eran defendidos por el tiro realizado a partir del baluarte siguiente, a través de cañones laterales.

El proyecto preveía un tramo de muralla que conectaba el actual Baluarte de la Porta da Vila al lugar donde se situaba el Forte do Pinhão, encerrando los terrenos situados al sur de la ciudad, que nunca fue construido. Otros aspectos relevantes son la existencia de una estructura abaluartada situada en el lugar donde se construyó posteriormente el Forte da Ponta da Bandeira, para la protección del desembarco y ahumado de los atunes.
Las 8 puertas proyectadas (5 del lado de tierra y 3 para la Ribeira de Bensafrim) eran todas con entrada en sifón interior, representándose dos de las puertas de la Cerca Medieval con torres albarranas (antigua Puerta de la Vila y Porta da Ribeira o del mar) y otras dos como puertas simples (Puerta de Luís Pereira y puerta de Poniente). La nueva Puerta de la Villa está también representada con dos torres albarranas. La puerta de Luís Pereira sería posteriormente tapiada, en el reinado de D. Manuel, situación que habría causado «un gran trastorno a los moradores que habitaban fuera de las puertas y al sur de la villa».
La construcción de la cerca ocupa toda la segunda mitad del siglo XVI y el primer cuarto del siglo XVII.
Baluarte de Alcaria
La muralla de Lagos fue el corolario de la obra que Miguel de Arruda había proyectado previamente un poco por todo el imperio, como la Muralla del Frente de Tierra de Ceuta, la Ciudadela de Tánger y la coordinación del proyecto de la Ciudadela de Mazagão en el año 1541, la Fortaleza de San Sebastián en la Isla de Mozambique en 1546 y la Plaza Forte de San Salvador de Bahía en 1548, y que presenta toda ella un eslabón estético común, la marca de este gran diseñador militar portugués del Renacimiento.
Baluarte Conceiçao
Los cambios en la época filipina
En el siglo XVI se acrecentó la amenaza corsaria a partir de la expansión del imperio otomano hacia occidente y su alanza con diversas ciudades norteafricanas. Pero serían los ataques ingleses los más amenazadores, por la envergadura de sus armadas, concretamente el de Francis Drake en 1587 y el del Duque de Essex en 1595.
La muralla de Lagos aún no estaba finalizada y el monarca español determina en 1598 que se termine la obra de los muros de la ciudad. Así, a principios del siglo XVII la cerca de Lagos vuelve a ser evaluada, en el marco de dos inspecciones de las fortificaciones del Algarve, esta vez realizadas por el ingeniero napolitano Alexandre Massai, haciendo un diagnóstico de su situación señalando que la muralla está finalizada pero no así los baluartes y plataformas que están inacabados. También señala la ruina de los paños de la Muralla medieval y propone una intervención que incluye su terminación y un buen número de correcciones.
Baluarte Porta da Vila
Parece que estas propuestas no fueron del todo aceptadas por el entonces ingeniero mayor del reino, Leonardo Turiano, que introdujo nuevas alteraciones
A finales del siglo XVII la barra de la Ribeira de Bensafrim se reforzó con la construcción del Forte da Ponta Bandeira, con autoría del capitán de ingenieros Ignacio Pereira
La decadencia de Lagos tras el terremoto de 1755
El terremoto de 1755 causa gravísimos estragos en Lagos, especialmente en la “Baixa” y en el frente ribereño. El gobernador abandona la ciudad y Lagos deja de ser la capital del Algarve. Más grave, la propia población abandona Lagos. «La población se aloja en barracas de madera y colmo, junto a la ermita de Sto. Amaro, uno de los pocos edificios que se mantienen de pie”. La estructura urbana es alterada. En 1767 el entonces gobernador de Lagos, Diogo Xavier de Melo Congominho, informó al rey que las calles de la ciudad aún se encontraban intransitables porque estaban llenas de escombros y en una carta de un mercader de Rotterdam de viaje a Lagos, escrita en 1773, se relata «la catástrofe como si hubiera ocurrido días antes de su llegada al puerto de la ciudad”.
Baluarte Porta dos Quartos
El declive político, económico y social provocado por el terremoto, y consecuente declive urbano, fue prolongado y agravado por los acontecimientos de la primera mitad del siglo XIX, concretamente las invasiones francesas y la guerra civil.
Lagos es ocupada en diciembre de 1807 por tropas españolas aliadas de los franceses. Estos llegaron en marzo del año siguiente con su «Legión de Midi» ocuparon el Tren de Artillería y todas sus dependencias en la ciudad. La estancia de los franceses en Lagos fue de corta duración, ya que, en junio de ese año, a raíz de la revuelta de Olhão, los lacobrigenses dieron caza a los soldados franceses, asesinando a muchos de ellos, «cuyos cadáveres lanzaron, por la noche, de la calle Barroca al río y de la Piedad al mar o los enterraron en las casas donde los atacaron”.
Los franceses que escaparon «a la matanza» huyeron, llevándose todas las riquezas que pudieron robar del Tren, de donde llevaron la biblioteca militar, y de la Iglesia de San Antonio, donde robaron «ricos paramentos y accesorios de plata de gran valor, tan como la custodia de delicado trabajo »
Los episodios ocurridos en Lagos durante la guerra civil liberal-absolutista fueron los últimos en los que fue usada la muralla como defensa de la ciudad. El 22 de julio de 1833, José Joaquim de Sousa Reis, conocido como el «Remexido», jefe de la guerrilla miguelista del Algarve, pone cerco a la ciudad de Lagos, donde se encontraba Diocleciano León Cabreira, el Barón de Faro, comandante liberal.
Durante el cerco, los guerrilleros cortaron el abastecimiento de agua a Lagos, por el acueducto, e intentaron varias veces entrar en la ciudad, minando la muralla, sin éxito, y lanzando fuego a la Porta do Postigo, Porta dos Quartos y Porta da Vila. Estas puertas serían tapiadas «con piedra suelta, en toda la anchura de la muralla, haciéndose la misma obra en algunas roturas o debilidades que existían por las murallas». El cerco de Lagos, que duró varios meses, estuvo permanentemente marcado por ataques, salidas, duelos de artillería, secuestros y ejecuciones.
Baluarte Santo Amaro
El siglo XIX y comienzos del XX
A partir de mediados del siglo XIX se da el resurgimiento de Lagos, impulsado por la instalación en la ciudad de muchas industrias ligadas a la salazón y conserva de pescado. A este desarrollo económico corresponde un desarrollo urbano, marcado por la afirmación de la burguesía industrial como su motor, y patente en la construcción de inmuebles que se afirman por sus estilos importados, y se destacan por su cromatismo y materiales exuberantes, como la azulejería y el hierro fundido. Las principales transformaciones producidas anuncian las transformaciones más radicales en el futuro próximo.
A principios del siglo XX llega el ferrocarril y se construye un nuevo puente para el acceso a la estación; en los años 20 se realiza la parcelación del Rocio de S. João; y más tarde en los años 40 se construye la Avenida de Guinea en un terraplén en la ribera que unía la Plaza de la Constitución al Forte de la Ponta da Bandeira.
La construcción del terraplén de la Avenida de Guinea altera profundamente las características de los espacios urbanos ribereños, creando un área sin escala y sin alma, soterrando el muelle viejo con sus escombros y destruyendo el tramo de la muralla que anteriormente limitaba la Plaza del Río. El terraplén cambia la escala de la propia muralla al subir las cotas del terreno.
En 1883 se abren en la muralla las puertas de los Quartos y de Portugal y en 1888 las puertas del Postigo, de la Vila, del Cais Velho y la Porta Nova. En 1904 es demolido el Baluarte de la Puerta Nova para construir el Mercado del Pez.
Baluarte Praça de Armas
El Estado Novo y el destrozo de las fortificaciones
En el marco del 5º centenario de la muerte del infante D. Henrique (1960), el Estado Novo realizó una intervención radical en Lagos, con la construcción de un escenario falso e idealista, de afirmación de la portugalidad y de la grandiosidad de la Nación.
La base de esa intervención fue la construcción de la Avenida de los Descubrimientos, elemento de falsa modernidad y progreso. Desde el punto de vista urbanístico “tuvo como consecuencia inmediata la desaparición de las primitivas relaciones de la ciudad con el mar, alterando por completo la escala de valores que existía hasta entonces (…), destruyendo también su propia imagen y desvirtuando, en el contexto urbano de Lagos, su perfil característico, representado por las murallas, el caserío y la bahía. Toda la relación con el mar -marcada por las subidas y bajadas de las mareas en sus muros- desaparece, pasando a la monotonía de una calzada flaqueando la ribera, que el creciente tráfico automovilístico distanciaría cada vez más del tejido urbano. Fue la construcción de una avenida para que Lagos tuviera una avenida, sobre la base de un concepto repetido un poco por todas partes, según el cual la primacía de la utilización de los espacios urbanos más nobles sería dada al automóvil.
La intervención en la zona de la Plaza Gil Eanes fue básicamente arrasar la muralla, que fue demolida desde la Rua Capelinha hasta los Paços do Concelho, llevándose consigo el baluarte de la Puerta de Portugal
Baluarte Sao Francisco
En el extremo sur de la avenida, coincidiendo con la presencia de la estructura urbana más antigua, se lleva a cabo una operación de higienización de la muralla y terrenos adyacentes. La operación de higienización de la muralla fue acompañada por la remoción de su revoco, intentando crear la ilusión de la existencia de un paramento antiguo en piedra, material evocador del imaginario más inmediatista y básico asociado al espíritu guerrero portugués. Esta remoción del revoque, procedimiento equivocado, tuvo como resultado la pérdida de la capa de protección del paramento, y hoy es responsable de que se haya acelerado la degradación de la albañilería, que quedó sujeta a la acción de lavado de las aguas de lluvia y de erosión de los vientos, y que requiere intervenciones de reparación periódicas, que desafortunadamente no se realizan.
La colocación de almenas en este tramo también fue desafortunada pues se trata de un paño edificado a finales del siglo XVIII y, por tanto, como tal, sin almenas.
También se destruyó el original “sifón” en la entrada de la puerta de S. Gonçalo, quedando como una apertura directa al recinto. La intervención en el Castillo de los Gobernadores fue radical y violenta, ya que, independientemente de que fuera justificada la liberación de edificaciones adosadas, no merecía ser transformado en aquella plataforma desoladora, en aquel volumen sin sentido
El Forte de la Ponta da Bandeira también fue intervenido, recolocándose en sus esquinas las cuatro garitas que existían originalmente, pero que habían sido retiradas en el tiempo del coronel José de Sande Vasconcelos (1780-1790) por no tener uso práctico. Sin embargo, las nuevas garitas son claramente disonantes con las características del inmueble, demasiado grandes y excesivamente «elaboradas».
Apuesta por una estrategia integral
Construida para defender la ciudad de las amenazas exteriores, la muralla Lagos es una importante fortificación de la arquitectura militar del Renacimiento, la mayor cintura de murallas del Algarve y un ejemplo del pionerismo portugués en los conceptos de la transición de la neurobalística a la pirobalística
Pero en cuanto límite físico, la muralla comenzó a constituir un problema cuando el tejido urbano superó su perímetro, y las nuevas modernidades exigieron soluciones muchas veces incompatibles con su preservación. Las puertas fueron destruidas para dejar pasar los automóviles, varios tramos fueron demolidos para garantizar la continuidad del tejido urbano y sus funciones. Otras agresiones surgieron en forma de embellecimiento, sirviendo la ideología del régimen, creando nuevas verdades con base en ilusiones.
La gestión de la muralla es indisociable de la gestión de la propia ciudad, que debe encontrar soluciones compatibles con su preservación en el marco de una estrategia integral, que encare su salvaguarda y rehabilitación física con su gestión sostenida y disfrute por la población y visitantes.
Texto extraído de gran medida de “A Muralha de Lagos”, de Federico Mendes Paula en “Histórias de Portugal em Marrocos”. Saber más: https://historiasdeportugalemarrocos.com/2015/09/24/a-muralha-de-lagos/
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