Lo que resta del “Castelo de Loulé” atestigua la importancia que tuvo en el período islámico, bien sea por el tamaño del recinto amurallado, bien sea por los relevantes materiales identificados arqueológicamente.

En el período islámico, Loulé (al-Ulya) fue uno de los principales centros administrativos y una de las localidades más celebradas por los geógrafos árabes que describieron el territorio algarvio. Lo que queda de su castillo y de sus murallas atestigua bien la importancia que tuvo en el contexto islámico, tanto por las dimensiones de la cerca muralla, bien por la relevancia artística y arqueológica de los materiales identificados.
La Alcazaba o Castillo
El castillo islámico se asentó sobre un núcleo de población anterior, documentado por vestigios romanos (en particular un ara votiva reutilizada en la torre de la iglesia matriz) y, probablemente, proto-históricos. Sin embargo, fue en plena Edad Media que Loulé tuvo su verdadero apogeo, edificándose entonces la muralla que limitaba un perímetro urbano de cinco hectáreas, área considerable si pensamos que la capital del reino islámico algarvio, Silves, tenía una cerca militar que rodeaba cerca de siete hectáreas.
En su condición de ciudad de primera importancia regional, Loulé dispuso de una alcazaba o castillo (donde se concentraban las fuerzas y las autoridades militares) y una medina (barrio intramuros de carácter esencialmente civil y administrativo). De estos dos espacios quedan aún importantes vestigios. Tres torres, una de ellas albarrana, definen un segmento de muralla a Nordeste, en ligera curvatura planimétrica, que funcionaría como límite fundamental de la alcazaba.
Más abajo, el topónimo Rua da Barbacã sugiere la existencia de una muralla más baja paralela a las murallas del castillo, hipótesis que permanece como perspectiva de trabajo. En la actualidad, estas tres torres se encuentran parcialmente adosadas a edificios de menor escala, pero se destacan, en altura, dando a una de las plazas más importantes de la ciudad, la de la República.

En el espacio más amplio de la medina sobresale una magnífica torre cuadrangular, hoy adaptada a la torre campanario de la iglesia de San Clemente, pero que, en el origen, fue el minarete de la mezquita más grande de al-Ulya. Su cristianización es uno de los más importantes factores que apuntan a la superposición de la iglesia matriz sobre la anterior mezquita.
En 1249, en el día de San Clemente, las tropas de D. Alfonso III conquistaron la ciudad. Este acontecimiento dictó la evolución de Loulé en los siglos siguientes, en la medida en que el nuevo orden cristiano reafirmó el estatuto de sede municipal (a través de foral de 1266), así como la dotó de una feria (1291), que todo indica que fue la más antigua del Algarve, lo que confirma la centralidad de Loulé en el nuevo contexto cristiano de la provincia.
El símbolo militar por excelencia, el castillo, fue objeto de una campaña reestructuradora. Aparentemente, las líneas estructurantes del urbanismo islámico se mantuvieron, hecho todavía hoy bien visible en la malla urbana del centro histórico. La calle derecha corría de norte a sur, conectando directamente la antigua alcazaba, al Largo de la Iglesia de San Clemente, progresivamente el centro cívico de la ciudad.
Torre de la murallas, paños y puerta
Desafortunadamente, si el espacio intramuros se encuentra bien definido urbanísticamente, en la medida en que se encuentra flanqueado por vías de comunicación, no sucede igual con los vestigios materiales de las murallas. Al lado de las tres torres del castillo, en la sección más al norte, son escasos los elementos de la antigua cerca. En todo caso, se mantiene gran parte del tramo Sur, que integra algunos restos de torres, así como otros vestigios puntuales a Occidente.
Con el correr de los siglos y la pérdida de función de las viejas fortificaciones medievales, la ciudad de Loulé vio desmanteladas grandes secciones de la muralla, por el adosamiento de edificios (que aquí encontraban una pared estable), o por la simple apropiación del espacio, que llevó a su propia destrucción. En el siglo XX, se realizaron algunas obras de restauración, registrándose reconstrucciones parciales de las murallas, en altura.
El castillo y los restos de las murallas se clasificaron como Monumento Nacional en 1924. Hoy, después de los trabajos de conservación y restauración realizados en el siglo XX, el interior del castillo alberga un museo arqueológico y la biblioteca municipal.
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