La efeméride de los 200 años de la batalla del Trocadero ha dado a conocer la historia del Canal de la Cortadura y su papel en dicha batalla. A lo largo de los tiempos se le ha conocido con diversos nombres: caño de San José, del Río San Pedro, caño nuevo de las Damas o popularmente en las últimas décadas como caño de la Ministra, por la playa de ese nombre.
Tras la experiencia del asedio francés, que en 1810 lograron tomar el fuerte de Matagorda y desde esa posición bombardearon Cádiz sistemáticamente, se proyectó un canal para unir las aguas del Río San Pedro con las del caño del Trocadero convirtiendo a la península del Matagorda en una isla e impidiendo de esa forma la toma de la misma por los ejércitos enemigos. El objetivo era proteger a la ciudad de Cádiz para que no se repitiese el bombardeo sufrido desde el fuerte de Matagorda entre 1810 y 1812.

La dirección de las obras se encarga al ingeniero militar puertorrealeño José Autrán Díaz de Barcenilla comenzando las mismas en septiembre de 1812, tras la retirada de las tropas napoleónicas que desde su campamento en la Algaida durante más de dos años habían asediado a la ciudad de Cádiz.
Hasta que a la postre se viera su inutilidad, lo cierto es que se produjo un intento de apropiación de esta zona de Matagorda por parte de la ciudad de Cadiz. Manuel Ruiz Gallardo ha estudiado este tema[i]. Se reproduce al final del post, las conclusiones a que llega, que me han parecido de interés.
Las Cortes aprobaron una propuesta para que, diariamente, dos mil vecinos de Cádiz acudieran a los trabajos del Canal del Trocadero o, quienes no pudieran hacerlo, abonasen diez reales por el jornal, sin perjuicio de contribuir con los útiles y herramientas que tengan o entregando el dinero necesario para su adquisición.

Sin embargo, desde un primer momento, el Ayuntamiento gaditano hace notar que era imposible el traslado diario de dos mil vecinos, ni que pagasen lo que no tenían. Proponen gravámenes y arbitrios, a cargo claro del vecindario de la ciudad. Finalmente se acude a contratar mano de obra de las localidades cercanas y a utilizar en la misma a los presos franceses[ii].
Las obras concluyen en julio de 1813, pero el planteamiento inicial de un canal con algo más de un km. de longitud, 80 metros de ancho y 5 metros de profundidad, no llegó a realizarse totalmente. A final la profundidad permitía vadearlo andando. Por falta de financiación y por las dificultades con el personal. Como se vería diez años después, fue un enorme error.

También se proyectó que este foso estuviera protegido por un parapeto jalonado de baluartes desde el que repeler, con la instalación de numerosas piezas de artillería y el fuego de la infantería, cualquier ataque que pudiera producirse.
Se realizaron diferentes proyectos de fortificación unos más fantasiosos que otros. Uno de los más simples, diseñado por José Prieto, proyectaba una fortaleza integrada por cinco reductos y un semireducto, unidos entre sí por cortinas.
Pero ni siquiera esos proyectos más simples llegaron a concluirse. Cuando llegaron los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, la mayoría de aquellos baluartes no estaban concluidos o eran simplemente sacos terreros, tal como muestra el plano francés de 1823 que refleja el plan de ataque se sus tropas.

No creo necesario extenderme en el contexto que llevaría a la batalla del Trocadero. Como se sabe, terminada la guerra, a su vuelta a España, el rey felón Fernando VII abolió en mayo de 1814 la Constitución de 1812 mediante un golpe de Estado y restauró la monarquía absoluta.
En 1820 el pronunciamiento del general Rafael Riego restauró la Constitución de 1812 inaugurando el trienio liberal. El Rey se vio obligado a jurar la Constitución, pero siguiendo la mejor tradición borbónica inmediatamente empezó a conspirar contra la misma y contra el gobierno liberal. Así, solapadamente, en enero de 1823 pidió ayuda al llamado Congreso de Verona, donde se reunían las potencias europeas reaccionarias con el objetivo de impedir que prendiera la semilla de las libertades.

Así formaron un ejército mercenario conocido como «los Cien Mil Hijos de San Luis» al mando del Duque de Angulema, que invadió España en abril de 2023. El gobierno liberal, llevando al Rey consigo, se trasladó a Cádiz que era más fácil de defender como se había demostrado en 1810.
Sin apenas resistencia llegaron a Puerto Real el 31 de agosto, cuya población por cierto los recibió festivamente. Los franceses se prepararon para asaltar la zona del Trocadero para desde allí bombardear Cádiz hasta rendirla. Las fortificaciones estaban defendidas por un regimiento de 1.500 hombres al mando del teniente coronel José Grases.

Las primeras escaramuzas se produjeron el 16 de julio, pero se trataba solo de un tanteo. Por fin, el 30 de agosto, los franceses bombardearon intensamente las líneas españolas de defensa, especialmente la línea del Canal del Trocadero y el Molino de Guerra. Entre las dos y las tres de la madrugada del 31, los franceses, aprovechando la marea baja en el canal artificial, vadearon el caño de Cortadura con el agua al pecho y las armas en alto, tomando por sorpresa a las tropas españolas.
La resistencia duró hasta las 9 de la mañana. Unos se embarcaron en dirección a Puntales; muchos murieron ahogados en el fango del Caño; otros buscando la salvación o perecieron por el fuego de los franceses o quedaron prisioneros de los franceses.

Desde Matagorda se empezó a bombardear Cádiz, donde el rey Fernando VII permanecía retenido desde hacía tres semanas, lo que obligó a las fuerzas españolas a rendir la ciudad el 23 de septiembre de 1823, tras de lo cual el rey fue liberado y restaurado en el trono.
Una vez en libertad, Fernando VII no respetó el compromiso firmado en el acta de rendición de Cádiz, volvió a abolir la Constitución de 1812 y ejecutó a 30.000 liberales.
Aquella Batalla del Trocadero la libró el ejército español liberal y constitucionalista frente a las potencias europeas absolutistas, que apoyaban la restauración del rey felón. Las tropas europeas (los Cien mil hijos de San Luis) invadieron el territorio español con el objetivo de derogar la Constitución de 1812, reinstaurar el antiguo régimen y reponer el poder absoluto al rey Borbón, Fernando VII, comenzando así la terrible Década Ominosa (1823-1833).
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La cortadura de la Algaida y el intento de apropiación del Trocadero por parte de Cádiz. Conclusiones
Manuel Ruiz Gallardo. Revista Matagorda nº 3. 2021
Como sabemos, durante la noche del 24 al 25 de agosto de 1812, las tropas francesas que había mantenido, desde febrero de 1810, sitiada y bombardeada la ciudad de Cádiz abandonan la Bahía. La construcción, por iniciativa de la Regencia del Reino, de una Cortadura en la península del Trocadero, en la Algaida portorrealeña, tiene como objetivo impedir que el ejército francés, de retornar, volviese a someter a la ciudad al mismo asedio que, hasta ese momento, habían sufrido.
Proteger a la ciudad, a sus vecinos, pero también a las autoridades municipales, a la Regencia, a las Cortes y -en los términos grandilocuentes de la época- a la Nación. Proteger los símbolos, pero, sobre todo, a las personas. Por ello, se trata de alejar a la ciudad de Cádiz, y sus residentes, del posible fuego enemigo.
Pero solo a la ciudad de Cádiz. Puerto Real, jurisdicción en la que se plantea la realización de esta Cortadura, queda fuera de la protección que pudiera ofrecer esta empresa. La Villa que “cede”, de manera forzosa, parte de su territorio para beneficio de la capital no solo no va a obtener ningún tipo de beneficio, indemnización o compensación, sino que, al contrario, se verá perjudicada en todo, llegando incluso a ser víctima del egoísmo y ansia expansionista de la municipalidad gaditana. El daño mayor para la villa de Puerto Real, en caso de producirse la vuelta de los franceses, sería la desprotección en la que queda, indefensa ante una nueva ocupación
Sin embargo, aún sin producirse el retorno francés, la sola construcción de esta estructura provoca una serie de efectos negativos que suponen un grave perjuicio para la Villa. La división del territorio, sin ningún elemento de comunicación -un puente que salve la Cortadura-, tendrá importantes consecuencias. La primera, que el molino de Guerra -principal abastecedor de harina a la población-, queda aislado, y modificado en su estructura, reduciendo su capacidad de producción y de suministro a la Villa.
En segundo lugar, se interrumpe el tránsito de trabajadores al Caño del Trocadero, con lo que se desvanece la esperanza de recuperación económica de Puerto Real centrada en el retorno a la actividad comercial y marinera que posibilitara el establecimiento de mayor población en la Real Villa. Del mismo modo, se corta el acceso a las zonas de cultivo y dehesas de que el municipio dispone en la zona de la Algaida.
Por último, la imposibilidad de disponer de los materiales con los que se había levantado el poblado francés, y que procedían de las viviendas del casco urbano de Puerto Real, tanto por la dificultad para transportarlos cuanto por la apropiación que de ellos realiza la marina y la ciudad de Cádiz.
Sin embargo, y por suerte para Puerto Real no llegó a cumplirse, la gran aspiración de la capital -y amenaza que hubiese tenido nefastas consecuencias para la Villa- será que se le reconozca la titularidad sobre el espacio com- 324 prendido entre Matagorda y la línea de la Cortadura, argumentando que la línea defensiva se había creado para proteger a la capital, y por tanto formaba parte de su sistema de fortificaciones, y que ésta se había financiado, íntegramente, con los arbitrios impuestos a los vecinos de Cádiz. Apropiación que incluye la estructura defensiva y el terreno de cultivo y pastos que contiene y el control sobre el Caño del Trocadero. Deseo por el que pugnó durante años, impidiendo cualquier actuación de Puerto Real en la Algaida, lo que redundó en confirmar las consecuencias negativas que para la Villa hemos enumerado.
Afortunadamente, esta reivindicación resultó tan infructuosa como ineficaz el sistema defensivo diseñado, que ofreció una muy débil oposición, en agosto de 1823, a las tropas del Duque de Angulema.
Ver video sobre la batalla del Trocadero https://youtu.be/VucxT9ctcYA
[i] https://revistamatagorda.puertoreal.es/web/revistamatagorda.nsf/N03-Art11.pdf
[ii] Para informarse más: https://rodin.uca.es/bitstream/handle/10498/28588/06-Revista+TROCADERO2022-Gonzalez+de+la+Flor.pdf?sequence=1