El «Castelo de Rodão» también conocido como «Castelo do Rei Wamba» se sitúa en una imponente escarpa sobre el rió Tajo, muy cerca del angosto estrecho que forma el monumento natural de las Porta de Rodão. Es decir, en una excelente posición para la defensa del paso por el rió Tajo.
Hay una leyenda que atribuye su construcción a uno de los últimos reyes visigodos, el Rey Wamba (672-680), ero es eso una leyenda, porque las exploraciones arqueológicas efectuadas en el lugar y los vestigios visibles descartan esta lectura.

Es más posible que su construcción se remonte a los siglos XII o XIII por iniciativa de la Orden del Temple, que detentaba el dominio de toda esta región desde los primeros años del reino.
En 1186 D. Sancho I concede foral a Covilhã, que tiene como límite sur del municipio la región de las Puertas de Ródão, refiriéndose a la necesidad de estabilizar las fronteras y repoblar el área tan escasamente poblada. Tras la ofensiva del califa almohade Al-Mansur en 1190-1191la frontera se mantiene en el rio Tajo. Por fin en 1199 dona todas estas tierras a los Templarios con el objetivo de la defensa de esta frontera y el repoblamiento de las tierras conquistadas.
Sería con ese objetivo que edificaría el Temple el castillo de Rodao, dada su evidente posición estratégica. La torre que fue del homenaje se sitúa en el lado Nordeste de un recinto oval irregular, cuya cerca se encuentra muy destruida, pero de la que son todavía visibles dos paños de aparato de grandes dimensiones. Esta torre tiene dos pisos y posiblemente tuvo un tercero, realizándose el acceso al interior por arco apuntado al nivel del registro intermedio.
No se le conocen hechos de armas, pero en los siglos XVIII y XIX retomó su importancia estratégica de control del Tajo. En efecto, durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) el lugar fue utilizado como plataforma de artillería para defensa del paso del Tajo. Para complementar esa defensa se construyeron baterías en la ladera hacia el Tajo. Por otra parte, a principios del siglo XIX, en las vísperas de la Guerra Peninsular (1808-1814), la antigua defensa fue reconstruida por iniciativa del marqués de Alorna, para prevenir una invasión francesa.

En 1993 fue catalogado junto a la Capela de Nossa Senhora do Castelo, situada a 50m en el acceso al mismo, como Bien de Interés Público.
