Defensas costa andaluza 210. Torre del Río de Oro

Entre la Torre de la Higuera y la Torre del Oro, dentro del sistema de defensa de la costa onubense, existió otra Torre, la del Asperillo, hoy totalmente desaparecida.

Esta torre del Asperillo o de El Horado, padeció todas las dificultades para su construcción que tuvieron el conjunto de las torres onubenses. Planificada en 1577, no estaba finalizada todavía en 1618, año en que una razzia de piratas capturó a toda la gente que la construía.

Como casi todas las torres la ubicación elegida era desastrosa. Al poco tiempo de terminada ya aparecieron grandes fisuras por el retroceso de la costa y los efectos de los temporales. Por eso a mediados del siglo XVIII el ingeniero Joseph Barnola plantea la demolición de la torre, el aprovechamiento de los materiales y la construcción de otra nueva a 40m. al interior. La torre nueva quedó terminada en 1756.

La propuesta de Joseph Barnola de 1753 terminada en 1756

Pero tampoco resistió, porque de nuevo la acción constante del movimiento de la costa y del embate de los temporales terminó por derrumbarla a mediados del siglo XIX. Hoy es casi imposible identificar las pocas piedras que quedan de la torre cuando hay marea muy baja.[i]

La Torre del Río de Oro, o Torre del Oro y últimamente Torre del Loro, situada curiosamente en un punto de confluencia de los términos de Almonte, Lucena del Puerto, Palos de la Frontera y Moguer, también fue planificada por Bravo de Lagunas en 1577. La elección del lugar respondía a la defensa de un paraje de gran importancia, como era el de la desembocadura del Río del Oro, en el faenaban y vivían numerosas personas ocupadas en la pesca, llegando a ser uno de los enclaves pesqueros más importantes de la costa oriental onubense. Además, era un punto vital de abastecimiento de agua. Incluso sobre el Río de Oro existía en las cercanías un molino de agua.

Terminada a finales del siglo XVI Se trató de una de las torres más fuertes y potentes de la costa, tanto por encontrarse artillada y dotada con como por sus dimensiones. Tendría entre 16 y 18 metros de altura y entre 13 y 14 metros de diámetro con dos cámaras.

Según el informe elaborado en 1618 por el capitán Cristóbal Mexia Bocanegra, que visitó todas las torres del litoral, sus dos piezas de artillería estaban en el suelo y enclavadas. Se trata de la misma situación declarada diez años antes, cuando el Consejo de Guerra constataba que las dos piezas de esta torre habían sido clavadas y arrojadas al mar por el pirata Morat Arraez. Teniendo en cuenta que este ataque había ocurrido en 1599, es evidente el grado de descuido y de dejadez que permitía que diecinueve años después las piezas siguieran inutilizadas, con el agravante de que los ataques corsarios y los raptos de personas seguían cebándose sin impedimento alguno sobre los moradores de la costa de las Arenas Gordas, tal como señalan en sus investigaciones Mira Toscano y Villegas Martín[ii].

Pero su ubicación no dejaba de ser problemática, como casi todas las del litoral. Construida sobre las arenas, al pie de un arroyo –el llamado “Río del Oro”– cuyo curso acariciaba su base, y expuesta directamente a los embates del mar, la poderosa almenara era potencialmente un gigante con los pies de barro.

Los problemas ya empezaron a detectarse en la primera mitad del siglo XVIII, tanto por Ignacio Sala como por Pedro Mateos. Este último señala en su informe de 1748 los graves daños que un temporal causó en los cimientos de la torre.​ En la década precedente unos temporales habían desnudado los cimientos de la torre, causando alarma, pero otro temporal cubrió el hueco abierto por el primero, por lo que la alarma quedó acallada. La reparación de los cimientos era complicada técnicamente por estar ubicada sobre arena y completamente rodeada por el mar en pleamar.​

Así entre 1752 y 1753 se realizaron dos reparaciones. La primera, la colocación de un forro de sillares cubriendo el tercio inferior de la torre. La segunda, el relleno con ripio y argamasa muy rica en cal de lo que pudo ser el pozo o aljibe, con el objeto de eliminar un hueco interior que podía comprometer la estabilidad de la almenara.

Plano y perfil de la torre del Río del Oro que demuestra las dos brechas que tiene su fundamento a los frentes del Sur y del Poniente, muy difíciles de componer por no poderse llegar a descubrir el terreno sólido para cimentar estos reparos. 1749

En 1756 se aprecia como inevitable la ruina de la torre a largo plazo por su emplazamiento, rodeada de agua y solo accesible en bajamar.​ Pero las obras resultaron satisfactorias al menos por un cierto tiempo. En 1764 un ingeniero tan acreditado como Antonio de Gaver informaba que estaba en buen estado y no necesitaba reparación alguna, estando con su artillería operativa y personal para atenderla.

No se conoce la fecha exacta de su colapso. En 1827 aún figura como torre activa en el “Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal” de Sebastián Miñano. Pero ya en 1867 en los derroteros de la costa ya aparece como en ruinas como si fuera una vulgar escollera la que fue poderosa torre almenara.


[i] Para una historia más detallada de la Torre del Asperillo se puede acudir al trabajo de Antonio Mira Toscano y Juan Villegas MartínLa torre del Asperillo: ruina y reconstrucción”.

[ii] Un gigante con pies de barro. Antonio Mira Toscano y Juan Villegas Martín. 2014

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