Hemos terminado las fortificaciones en Sanlúcar y estábamos a punto de dar el salto al Guadalquivir para empezar la costa de Huelva, última etapa para completar el ambicioso recorrido que iniciamos en abril de 2022 en la costa almeriense.
Pero ay!!! La vedad es que pasamos demasiado deprisa por Puerto Real y hemos olvidado una de sus fortificaciones más desconocida, pero original y señera. Nos referimos al Muelle fortificado de Puerto Real.

Todo el mundo sabe que Puerto Real fue fundada por los Reyes Católicos en 1483, con el objetivo de no pagar las tasas que imponían los duques de Medina para usar el Puerto de Santa María. Y que consiguientemente para ello mandaron construir un puerto, que, por disposición real, era el puerto obligado donde debían recalar los barcos de cuantas expediciones marítimas se hicieran al norte de África y pagar a la Corona un quinto de sus beneficios.
De aquel puerto primitivo mandado levantar por los Reyes Católicos no queda resto alguno. Pero posteriormente, mediado el siglo XVIII, se construiría otro muelle, origen del actual. Sería un muelle para uso civil, pero con posibilidad de utilizarlo como fortificación en caso necesario.

Parece ser que en su construcción participó como director de obras el ingeniero militar Ignacio Sala, por entonces vecino de Puerto Real, siguiendo posiblemente un diseño del también ingeniero militar Jorge Próspero de Verboom.
En el año 1805 fue reformado por el arquitecto Torcuato Benjumeda y durante la nefasta ocupación de Puerto Real por las tropas napoleónicas (1810-1812) el muelle fue dotado de artillería.
El largo actual conservado es de 113 metros, y el ancho de 17 metros en la zona de embarcaderos. En la zona central disponía de dos lunetas u orejones con planta semicircular (Media Luneta) destinados a una posible fortificación del embarcadero de forma puntual. Por ello la planta adquiere la forma de la letra ф, que como número hace referencia a la proporción áurea

Una de las lunetas fue enterrada durante el relleno de la zona efectuado a mediados del siglo XX para construir el varadero y el paseo marítimo. La otra aún se conserva, la denominada media luneta del muelle, una construcción en semicírculo de unos 13 metros de radio con un pretil corrido, y poca altura sobre la marea alta.

A fines del siglo XIX se realizan diversas obras, incluida la instalación de un puente de hierro en la conocida como “puntilla del muelle”, donde se situaba el afamado balneario de Santa Marina, en funcionamiento hasta comienzos del siglo XX.
Y ahora si, nuestra próxima entrada será ya en la costa de la provincia de Huelva. Ya queda menos
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