Abordamos, en las siguientes entradas, las fortificaciones con las que llegó a contar Sanlúcar de Barrameda, unas desaparecidas, otras de las quedan restos y otras perfectamente restauradas como el Castillo de Santiago.
Corría el año 844 cuando una flota vikinga de 80 naves subió por el Guadalquivir y arrasó Sevilla y Córdoba. Si quedaba alguna duda entonces de la importancia del control de la barra del Guadalquivir, definitivamente quedó resuelta.
Como reacción el emir Abd al-Rahman II, entre otras medidas, puso en marcha una campaña de levantamiento de fortificaciones para proteger la costa. Entre ellas una torre en la alquería que había en Sanlúcar, que pudo tener su efecto, ya que la nueva campaña vikinga del año 859 terminó en un fracaso.
Entre los siglos XI y XII, en épocas almorávide y almohade, se construiría en la alquería un “ribat” que era (como hemos visto en otras entradas de este blog) un emplazamiento fortificado en el que se conjugaba una doble naturaleza religiosa y militar.
El actual Palacio Ducal de los Medina Sidonia, datado sobre finales del siglo XIII, se asienta probablemente sobre lo que quedara de aquel ribat. Los expertos destacan su fábrica de tapial, la configuración espacial de naves paralelas, y elementos arquitectónicos singulares, como los arcos túmidos de herradura apuntados con sus correspondientes alfices rehundidos. Las modificaciones de los siglos XVI a XVIII no cambiaron estos elementos.

No fue la única fortificación musulmana en Sanlúcar. El núcleo original de la villa de Sanlúcar fue el castillo musulmán de las Siete Torres (Torre de Solucar), con un pequeño recinto murado que se situaría en la actual Plaza de Arriba o de la Paz. Donde por cierto se han encontrado restos de muralla en una vivienda particular.

Tras su conquista cristiana en 1264, sus tierras fueron entregadas a don Alonso Pérez de Guzmán, I Señor de Sanlúcar, que repobló el lugar a partir de 1298 tras la expulsión manu militari de los pobladores originarios musulmanes. Una repoblación que presentó no pocas dificultades pese a las ventajas fiscales concedidas a los repobladores.
Sanlúcar se convirtió pronto en un centro vital para los Pérez de Guzmán. Y es que, por su especial situación geoestratégica, servía, y sirvió durante siglos, de eficaz custodia de la desembocadura del Guadalquivir, que fue potenciada por los duques de Medina Sidonia con un plan de fortificación. En su puerto de Bonanza-Zanfanejos, durante los siglos XVI y XVII se acogía y terminaba de aprestar la flota de Indias. Y en este sentido era el “antepuerto” de Sevilla.
Ante el aumento de la población y la necesidad de defensa del nuevo caserío, los Pérez de Guzmán reconstruyeron y ampliaron el amurallamiento hacia finales del siglo XIII o comienzos del XIV. Dentro de él se encontraba el llamado Alcázar Viejo que en 1470 este sería derruido por Enrique Pérez de Guzmán para construir en su ángulo noreste la Fortaleza Nueva o castillo de Santiago.

Podemos hacernos una idea de aquellas murallas a través del grabado “Vista de Sanlúcar” dibujado por Antón Wyngaerde en 1567. La muralla tenía un perímetro de 1550m. con cuatro puertas: la de Rota, la de Jerez, la del Mar y la de Sevilla.
La Puerta de la Mar se abría en la actual cuesta de Belén, paralela a la ribera; la de Sevilla en el lienzo Norte, cerca de la fortaleza, y conducía por tierra hasta la capital hispalense.
La Puerta de Jerez, quizás la más monumental, en la plaza de ese nombre, junto a la ermita de San Miguel, con las armas de la Casa que llevaba a la otra gran población del entorno; embutida al lado de una vivienda en la calle Jerez, se conserva retranqueada una de las torres que la flanqueaba.

En cuanto a la Puerta de la Fuente o de Rota, se abría hacia esa localidad y a las huertas y tierras que la antecedían. Es la única que se conserva, pero muy reformada, aunque existe testimonio fotográfico anterior a su reconstrucción, que muestra una potente bóveda de media naranja, con estrechamiento para el portón, una estructura superior sobre la que se abrió un balcón, y sus dos torres. Actualmente se ha dejado un paramento con aparejo de mampostería y se le ha colocado un paseo de ronda de con merlones piramidales, para darle un falso aspecto medieval.


Puerta de Rota en una foto antigua y actual tras la reconstrucción
En cuanto a las murallas en sí quedan poquísimos restos. Uno de los únicos lienzos de muralla conservados se encuentra en lo que fue Albaicín islámico y se puede ver desde el patio del colegio de ese mismo nombre, situado en el Barrio Alto.

De particular interés resulta el lienzo conocido como las Covachas o las Tiendas de las Sierpes. Se trata de una lonja de mercaderes de estilo gótico situada en la Cuesta de Belén. Dispone de trece arcos ojivales que recaen sobre pilares, sobre cada uno de los cuales hay una sierpe o basilisco.

Las Covachas fueron construidas por Enrique Pérez de Guzmán a finales del siglo XV junto a la alcaicería y a la calle de los bretones junto a la Puerta del Mar, en el Arrabal de la Ribera, que era la principal zonal comercial de Sanlúcar.

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