Las murallas medievales
Las más recientes investigaciones sitúan el origen de las murallas de la pequeña villa gaditana en la época almohade. Posiblemente Alfonso X cuando conquista la zona en 1262 hubo de reconstruirlas y luego, bajo la señoría de los Ponce de León, serían reformadas y reforzadas en el siglo XV, al tiempo que edificaban un castillo en la parte más alta en el llamado Monturrio, en parte sobre las ruinas del Teatro Romano.

Hoy apenas se conservan restos ni de la muralla ni del castillo. No obstante, en un dibujo fechado en 1513 que se conserva en el Archivo de Simancas, nos permite acercarnos a su aspecto. También se visualizan bien las murallas y el castillo en el grabado realizado por Van den Wyngaerde, en 1567.

La muralla cerraba básicamente lo que hoy es el barrio del Pópulo. Bajaba desde el castillo por la calle San Juan de Dios, continuaba por Pelota y giraba hacia el sur por la Plaza de la Catedral. Por la parte sur, en el Campo del Sur, el recinto carecía de muralla pues el acantilado sobre el mar hacía de muralla natural.
En el detalle de las vistas de Simancas y Wyngaerde, podemos contar hasta 13 torreones, a lo largo de toda la muralla. El conjunto estaba provisto de almenas y tendría su correspondiente adarve.

Poco a poco se fueron arrimando edificios tanto en el interior como en el exterior de las murallas, de tal modo que para mediados del siglo XVII no quedaba nada de sus lienzos y torreones.

Sí se conservan las puertas que daban acceso a la Villa. Son los que hoy conocemos como Arco del Pópulo (Puerta del Mar), Arco de la Rosa (Puerta del Arrabal) y Arco de los Blancos (Puerta de Tierra).
El Arco del Pópulo
Se trata de la primitiva Puerta del Mar, pues a través de ella se accedía a la zona portuaria. Tuvo un revellín ante la misma y estaba flanqueada por dos grandes cubos almenados para dificultar el acceso.


Sobre las torres, desde 1587, había una imagen de Nuestra Señora, que por tener la invocación latina de «Ave María, ora por Pópulo», vino a llamarse del Pópulo. Esta imagen fue profanada por los invasores angloholandeses que invadieron la ciudad de Cádiz allá por 1596, al mando del conde de Essex. Por ello, en 1598, pensando evitar nuevas y posibles profanaciones, se comenzó a construir una capilla entre las dos torres y sobre la bóveda del cañón del arco.
El Arco de la Rosa
Se llamaba Puerta del Arrabal de Santiago, que empezó a expandirse en las afueras de la muralla hacia poniente. La puerta tenía delante un torreón ante ella que obligaba a una entrada en recodo para dificultar los ataques. Con el tiempo ese torreón desaparece y la puerta es elevada para permitir el paso de autoridades, procesiones, comitivas, pendones, etc…



El Arco de los Blanco
Fue la primera Puerta de Tierra de la ciudad y se situaba inmediata al Castillo de la Villa. Mas tarde se la llamó de Santa María, por dar paso a este arrabal, actual barrio de ese nombre. Sobre la amplia bóveda que conforma el pasadizo, la familia Bianco o Blanco, de la que toma la puerta su nombre actual, levantó en el siglo XVII una capilla dedicada a la Virgen de los Remedios, hoy desaparecida.

La puerta estaba flanqueada por dos torres, desiguales. La del Sur era uno de los cubos del castillo Como ocurrió en el arco del Pópulo, al vano original se fueron añadiendo distintas construcciones, que transformaron su aspecto primitivo.
El castillo de la Villa. Historia
No quedan restos de lo que fue el castillo medieval de la Villa, también conocido como Castillo Viejo. Se levantó en el lugar más alto de la ciudad que se llamaba El Monturrio, hoy ocupado por la Escuela Infantil.

Su construcción se debe probablemente a Rodrigo Ponce de León, primer duque de Cádiz en la segunda mitad del siglo XV que utilizó para ello al parecer piedras del Teatro Romano. En 1493 la ciudad y su castillo pasan a jurisdicción de la Corona, y a partir de entonces fue deteriorándose. Cuando el duque de Essex tomó la ciudad en 1596, el castillo demostró ya su grado de deterioro e ineficacia. A partir de entonces, con toda propiedad, al Castillo de la Villa comenzó a denominarse Castillo Viejo.
En 1599 se trasladó al castillo la pólvora y munición de la plaza de Cádiz. Allí permanecieron hasta 1648. En 1717 se iniciaron unas obras para acondicionar el Castillo Viejo como sede de la recién creada Real Compañía de Caballeros Guardias Marinas, aunque no llegaron a acuartelarse hasta 1719.

En 1751 Jorge Juan y Santacilia tomó posesión del mando de la Escuela Naval. Desde ese momento la vieja torre del homenaje del Castillo de la Villa se convirtió en uno de los más prestigiosos centros de observación astronómica de su tiempo. A partir de la llegada de Jorge Juan, la Academia de Cádiz conoció la más fructífera de sus etapas.
A partir de 1769 y con el traslado de la Academia a la Isla de León, la ciudad toma posesión de todas las dependencias que hasta entonces había mantenido la Marina, a excepción del castillo que aún permanecería bajo jurisdicción real treinta años más, puesto que hasta 1798 no se trasladaron los instrumentos del Observatorio Astronómico de Cádiz de la torre del homenaje

Desde ese año y hasta 1872 se asiste al progresivo desmoronamiento y práctica desaparición del, hasta entonces, Castillo Viejo de Cádiz. En 1872 se instaló en el solar el Asilo de la Infancia, hoy Escuela Infantil Municipal “Santa María”.
Castillo de la Villa. Descripción
La planta del castillo era prácticamente cuadrangular de unos 43×25 metros. La fachada oriental asomaba por la calle de San Juan de Dios ensamblándose aquí con la muralla medieval con el aún existente Arco de los Blanco
El lado occidental bajaría por la calle hoy llamada del Silencio, mientras que al norte daba a la calle del Mesón Nuevo. Al Sur se abría frente al mar.
Según los planos y vistas que nos permiten su descripción, el castillo disponía de 7 torres. En la esquina NE asomando a San Juan de Dios se encontraba la llamada Torre de las Armas, con aproximadamente 10m. de lado. Era al Arco de los Blanco, cuya defensa compartía con una torre de la muralla.

En el lado sur se abría la puerta del castillo defendida por la torre del Homenaje, que destaca por sus grandes dimensiones sobre el resto de la construcción. Tenía una planta cuadrada de 12,5 m de lado y mata uno de sus vértices con el arranque de una torre circular, que se levanta tangente a ella con poco más de 6 m de diámetro, hasta formar un todo.
El Castillo contaba con un reducido patio de armas, que se redujo todavía más por la sucesiva construcción de viviendas en su interior, que acabaron prácticamente por cegarlo. Primitivamente debió ocupar casi la totalidad del espacio delimitado por las torres.
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